Vivir en el centro de una gran ciudad a menudo significa tener que optar por viviendas compactas y de reducidas dimensiones. Pero el buen diseño es capaz de convertir el supuesto hándicap de la falta de espacio en una ventaja si se sabe aprovechar al máximo los metros disponibles y se apuesta por colores y texturas que transmitan sensación de amplitud. De este modo se puede compaginar una ubicación privilegiada, con toda la oferta de servicios y ocio de una urbe cosmopolita, con un espacio tranquilo donde poder desconectar.
Es lo que hizo el diseñador de interiores belga Michael Penneman –conocido especialmente por sus proyectos hoteleros en Bruselas– en la reforma de esta casa de 180 metros cuadrados –incluyendo el sótano– ubicada en un edificio tradicional de una de las zonas más dinámicas de la capital belga, la plaza Fagey. Las dimensiones de la vivienda no arredraron a Penneman: "Prefiero trabajar con espacios pequeños que con apartamentos o casas más grandes. El reto es mayor. Hace falta buscar una solución creativa para encontrar el equilibrio entre espacio, estética y presupuesto. Esa complejidad es algo que me encanta", afirma.
Y efectivamente, el proyecto, bautizado como City House, presentaba un reto de entrada: convertir un interior excesivamente compartimentado en pequeñas habitaciones en un espacio más diáfano y funcional, acorde con las nuevas tendencias en interiorismo. Para ello, Penneman se sirvió de la Piedra Sinterizada Neolith, un producto que ya conocían los propietarios. La versatilidad de Neolith era una ventaja evidente en este caso, ya que con un solo material se podían resolver a la vez cuestiones estéticas y prácticas, algo muy útil en la reforma de un espacio compacto.
Del sótano al ático, la City House despliega toda la elegancia de Neolith a través de acabados como el Arctic White Silk y el Phedra Satin, empleados en las escaleras, el suelo y las paredes; la expresividad del Estatuario Silk, con sus marcadas vetas, aplicado en la isla central y el salpicadero de la cocina; la delicadeza del Calacatta Polished en las mesitas de café o la sutileza del Blanco Carrara en el cuarto de baño de la primera planta.
Mientras que en las zonas de estar Penneman opta por colores discretos, la tendencia se invierte en las estancias menos frecuentadas. "En las habitaciones donde se pasa menos tiempo durante el día no es tan necesario optar por tonos luminosos y neutros. Es una buena oportunidad para crear habitaciones con un ambiente especial", detalla. Así, el aseo con ducha de la tercera planta se ha recubierto casi por entero con el oscuro Nero Marquina, matizado por sus vetas blancas. Y en el dormitorio, una oscura pared de Krater con su arremolinada veta actúa como un gran cabecero de la cama y aporta una intensa profundidad visual al espacio.
Para Penneman, el reducido espesor y la facilidad de mantenimiento de Neolith, unidos a sus extraordinarias cualidades estéticas, ofrece ventajas impensables en el caso de la piedra natural. "Con Neolith es fácil crear muebles y puertas. Además, resulta casi imposible distinguirlo del mármol natural. Y dentro de muchos años, esta casa seguirá teniendo el mismo aspecto que ahora. Solo hace falta limpiarla", concluye.