Juan Cidrás (Moaña, 1965), Salvador Cidrás (Vigo, 1968) y Vicente Blanco (Cee, 1974) y no son, ni mucho menos, nombres poco conocidos en el mundo del arte. Estos tres artistas gallegos han desarrollado una trayectoria individual que abarca disciplinas como el videoarte, la fotografía, el mural, la pintura o la instalación. Una obra que, en el caso de Salvador y Vicente –compañeros de facultad en la Universidad de Bellas Artes de Pontevedra y representantes de la nueva generación de artistas gallegos que, en los albores del nuevo milenio, renovó el panorama creativo de esta comunidad tomando el relevo de grupo Atlántico–, les ha llevado a exponer su trabajo en centros de arte dentro y fuera de nuestras fronteras, con el Museo Reina Sofía y el CEGAC (Centro Galego de Arte Contemporáneo) como sus dos grandes hitos.
Uralitos y Caixales.
Hace dos años, fruto de la inquietud de explorar nuevos formatos y una marcada pasión por la arquitectura, los hermanos Cidrás junto con su amigo Vicente decidieron aunar conocimientos, fuerzas e intelecto y fundar Formabesta, un proyecto artístico a caballo entre la escultura, la instalación, el diseño y la artesanía, con un nombre suficientemente certero de la libertad creativa que quieren transmitir.
Uralitos y Caixales.
Centrados en la cerámica y el textil, dan rienda suelta a un universo de piezas con un cierto halo totémico y ancestral, que dialogan entre sí a través del juego brutalista de texturas, monocromos y volúmenes. Pequeñas fieras contenidas en placas cerámicas ensambladas que, escondidas dentro de su propia piel, buscan abrirse en canal, liberarse y entrar en diálogo con sus compañeras textiles, quienes, por otro lado, también tratan de desencasillarse y romper su tradicional formato plano, revolviéndose en su propio soporte en busca de la tridimensionalidad.
Uralitos y Caixales.
El colectivo, tras pasar por el Salón del Mueble de Milán, donde han expuesto su aplaudida colección de Uralitos y Caixales, ha participado en la exposición de clausura del recién celebrado festival Understanding Design en Barcelona presentando la serie inédita Bestas, donde hemos tenido oportunidad de charlar un rato con Vicente y Salvador.
Tanto el nombre que habéis elegido, Formabesta, como las piezas en sí, conectan con ese término acuñado por Le Corbusier cuando se refería al hormigón crudo, éton brut, y que bautizó a la arquitectura brutalista.
Vicente: Besta signfica bestia en galego, así que es toda una declaración de intenciones y, efectivamente, nos encanta la arquitectura brutalista. Sin embargo, como venimos del mundo del arte, y nuestra formación es en Bellas Artes, al final quizás nuestro trabajo nos conecta más con el Arte Bruto o Arte Marginal, que integra esa idea de lo inacabado.
Salvador: Por ejemplo, Henry Darger, un verdadero artista outsider. A nosotros nos interesa traspasar esas fronteras, y replantear ese concepto de belleza. Tratar de ampliar, traspasar o erigir la idea de belleza a otros ámbitos más periféricos. Nuestras formas nacen de lo bruto, lo raro, lo extraño. La primera serie de Uralitos parte precisamente de las arquitecturas del ámbito rural que la gente construye en Galicia de forma improvisada.
Uralitos y Caixales.
Siguiendo la definición de bestia en la RAE de "hacer algo sin contemplaciones", ¿vuestros objetos nacen de un impulso casi animal?
V: La verdad es que por carácter no somos nada alocados. Hasta nos da cierta envidia esa gente que puede romper con lo académico con facilidad aplastante. A nosotros nos cuesta más desprendernos de eso, todos nuestros trabajos son muy intuitivos pero a raíz de mantener mucho esa idea de procesos y la observación de los mismos. Cómo evolucionan las piezas, las formas. Las dejamos reposar, miramos desde otro punto de vista, recuperamos otros elementos.
S: Quizás la palabra que nos define sería improvisación, porque lo que sí que es cierto es que no planificamos de antemano, si no que nos dejamos llevar por la propia técnica. A veces las piezas surgen más a raíz del dibujo, para después, por cuestiones forma, peso y estabilidad, ir mutando. Es decir, a medida que se construyen van adquiriendo su forma.
V: Esto sobre todo en la parte cerámica, el medio está más dominado. En la textil llevamos a cabo un proceso más de investigación con las técnicas artesanales, para después distanciarnos con esos orígenes aportando tridimensionalidad y introduciendo elementos como fibras vegetales o lanas de oveja.
Uralitos y Caixales.
Funcionando como colectivo, ¿quién desempeña qué y cómo surgió esta nueva dirección en vuestra trayectoria artística?
S: Formabesta surgió porque nos apetecía interconectar experiencias, aunar fuerzas, diluir esa idea del nombre individual, y de algún modo, rescatar esa idea de asociación, tan denostada a veces por estas latitudes. Por otro lado, los tres teníamos ganas de investigar otros territorios, como la arquitectura o el diseño, y otros materiales, así que es casi como un nuevo inicio en el que la propia novedad te exime de la presión, evidentemente gracias también al background artístico con el que contamos, que aporta tranquilidad.
V: En este sentido, Salvador actúa más como engranaje y conexión entre ambas disciplinas, y la parte cerámica recae más en Vicente y Juan.
Uralitos y Caixales.
¿Existe un diálogo premeditado entre las dos facetas?
S: A nivel expositivo, en imagen, forma y textura, nos interesa que participen ambas, que dialoguen. En la exposición Esgazados que tenemos actualmente en la Galería Vilaseco de A Coruña, las piezas tanto textiles como cerámicas están expuestas juntas y crean esa conexión en el espectador, que es el que verdaderamente genera más el significado. Nos gusta más el estudio y no tanto la conceptualización.
En la exposición de clausura del festival Understanding Design habéis presentado una serie inédita, ¿qué nos podéis decir de estas nuevas piezas?
S: Antes nuestras piezas eran más arquitectónicas, y en esta nueva serie, Bestas, se vuelven más antropomorfas; parece que vayan a salir corriendo en cualquier momentos. Lo más significativo es sin duda esa "piel" tallada, que remite incluso al trabajo en la madera. Buscábamos de algún modo mantener esa piel –textura y calidades– del propio material, pero no desde la perspectiva tradicional. Queríamos desmarcarnos activamente de la tradición anglosajona y escandinava, que es más pictórica, que usa la cerámica como lienzo con los esmaltados. Nuestro objetivo era que el interior y el exterior entrasen en diálogo.
Uralitos y Caixales.
¿Por qué cerámica y textil exclusivamente?
S: La cerámica ofrece infinitas posibilidades, no es contaminante, no huele, es fácil de trabajar, de reciclar, cosas que ahora hay que tener muy en cuenta. Lo mismo con la lana, que es un material muy versátil y, tenemos que decirlo, no podemos trabajar con lanas gallegas porque desaparecieron las hiladurías. Se murió la tradición.
V: Existe una falta de aprecio por los materiales tradicionales en España en general. Se quiso modernizar muy rápido y se llevó todo a su paso. El pragmatismo destructivo. En Galicia , sin ir más lejos, se ve claramente con el mundo rural; sigue asociado a la pobreza todo lo que venga de ahí. En otros sitios de Europa, de una manera más equilibrada, han conseguido mantener los vínculos con la tradición y con el oficio.
¿Existe conexión de vuestras piezas con Galicia y su entorno?
V: En Galicia hay muchísimo potencial; desde el paisaje hasta la tradición. Nosotros tenemos la suerte estar trabajando perdidos en una minúscula aldea del interior de Lugo, en medio del entorno rural con tranquilidad absoluta. Así que es inevitable dejarse inspirar en todo esto, y tratar de comprometerse con el territorio y su historia.
S: Por otro lado, para nosotros ha sido muy importante salir a ver mundo y formarnos fuera. Hemos realizado estancias en EEUU, País Vasco, Alemania... y esto nos ha dado una perspectiva y bagaje únicos, que nos han ayudado a reconciliarnos con Galicia y poner en valor lo que tenemos.