Patricia Urquiola y Cassina descomponen el sofá

Patricia Urquiola es de esas creadoras que consiguen que el diseño parezca fácil. Su ultima pieza así lo demuestra: el Bowy-Sofa, que en un primer momento cautiva con su forma sugerente de asientos rectangulares y semicirculares que sobresalen del respaldo. Un juego de dinamismo y volúmenes de fácil encaje en muchos espacios.

Su objetivo no deja lugar a dudas: busca la comodidad, el confort, un concepto que en sí mismo podría resultar vacuo, pero que en su presentación como sofá modular aporta una creatividad de la que el usuario también es participe. Se convierte en un conjunto juguetón, elegante y atrevido, que remite al gusto de los años 70, siempre desde una óptica contemporánea.

Los diferentes módulos (centrales, extremos, esquineros y sillones individuales) se pueden utilizar por separado, de forma conjunta y combinados con las elegantes mesas auxiliares de madera de la misma línea, las cuales también funcionan de forma independiente.

En su interior, el Bowy-Sofa esconde una estructura tubular de acero con correas elásticas, madera de abeto contrachapada y rellenos de espuma de poliuretano. Rico en detalles y materiales, cuenta con unas impecables costuras acolchadas –uno de sus aspectos más reconocibles– que subrayan las formas de sus diferentes elementos. Está disponible tapizado en piel o en los diferentes tejidos de la colección Cassina.

La carrera incombustible de la arquitecta y diseñadora no deja de sorprendernos. Sus decisiones al frente de Cassina han puesto a la firma en la vanguardia del diseño en el amplio sentido de la palabra. Su visión fresca de la industria ha transformado la concepción de la cotidianidad y ha convertido lo sencillo en selecto, sin caer en elitismos. Mucho ha llovido desde que su mentor y amigo, Vico Magistretti, viera en ella un enorme potencial que no ha defraudado a nadie.