La discreción, el diseño tranquilo y honesto, ha ganado el Premio Nacional de Diseño de 2016. Frente a la extravagancia y los golpes de efecto sobre los que muchos han construido su carrera, Mario Ruiz (Alicante, 1965) la ha diseñado de "dentro afuera". Es así porque en su trabajo evita imponer un concepto de primeras. "Intento resolver los detalles, solucionar cada cosa que no funciona. Cuando lo juntas sale el diseño", explica este creador de "sistemas", en la línea del trabajo que han desarrollado ases de su profesión como Jasper Morrison y Dieter Rams.
En cada proyecto sabe adaptarse a las necesidades reales del cliente, de forma que lo que propone respeta su previsión de presupuestos y aprovecha al máximo sus propios recursos. Así, la producción de la pieza en cuestión es factible más allá del corto plazo o del impacto inicial. En última instancia, con sus propuestas genera códigos para que desde una familia puedan surgir diferentes colecciones. Dice también lo máximo con lo mínimo. "Es lo que me enseñaron. Trato de comprender el lugar de destino donde se ubicará la pieza, sin que haya ningún conflicto ni fisura entre su belleza y el uso que se le vaya a dar".
Esta visión global del oficio la han sabido reconocer múltiples empresas de todo el mundo, las más de cien que jalonan su currículo. Formado como diseñador industrial, en sus primeros años centró su carrera en el ámbito tecnológico. Suyo es el taxímetro más vendido de la historia, el TX36 de Taxitronic. "Un trabajo de síntesis que lleva a que parezca sencillo un objeto con mil complicaciones en su interior", dice el también diseñador de fingers aeroportuarios para Ikusi o teléfonos para Thomson y Siemens.
De él ha reconocido el jurado su "estilo atemporal perdurable y proyección internacional". Cabe asimismo resaltar su espíritu inquieto, que pronto le llevó a buscar nuevos horizontes profesionales, internándose en la creación de mobiliario para hogares y oficinas. Un sector que exige poner la mirada en muchos elementos, por su complejidad, alta inversión y enorme conexión con el mundo de la arquitectura de espacios de trabajo. "Cada línea o colección supone la combinación de infinidad de piezas entre sí. Así, la inversión previa es enorme y por eso se exige mucho control". Entre sus clientes en este ámbito destacan las norteamericanas Steelcase, número uno mundial, Haworth y la canadiense Teknion.
Ruiz se ha alzado a lo largo de su carrera con ocho premios Red Dot Design Award. El último se lo llevó el pasado año por el aparador de madera, con detalles en oro, bronce y aluminio, Stockholm, concebido para Punt Mobles. La línea de muebles exteriores Flat, que diseñó en 2008 para Gandía Blasco, fue uno de los diseños premiados por la revista Wallpaper en aquel año. Es aún un best-seller para esta otra marca valenciana. Metalarte, Gandía Blasco, Roca, Teka, Dynamobel y Expormim son otras de las empresas nacionales con las que ha colaborado. Entre las extranjeras cabe destacar Citterio, Arflex, lapalma o Schiavello.
En la categoría de empresas, la empresa originaria de Olot (Girona) Simon ha sido premiada por su capacidad para "introducir el diseño en productos de uso cotidiano". Sus interruptores forman parte de la historia de España desde su creación a principios del siglo pasado. El grupo industrial está formado por 25 empresas dedicadas a la producción y comercialización de material eléctrico de baja tensión, electrónica, iluminación interior o domótica.