Adiós a un visionario

Kettal nació en 1966 con vocación internacional, y en la actualidad cuenta con presencia en más de ochenta países. El pasado 5 de enero, su fundador, Manuel Alorda, nos dejó a los 77 años, un legado que permanecerá a través de la segunda generación, representada por su hijo Álex, que actualmente ejerce como director de la marca.

Manuel Alorda se va dejándonos toda una lección de vida: “Mi hobby ha sido el trabajo. Me trajo muchas satisfacciones, por eso se convirtió en mi hobby”, dijo en una ocasión. Una declaración fruto de la humildad de una persona que se inició en el negocio del mobiliario exterior casi por azar, tras un viaje a Alemania con su futuro suegro. Por aquel entonces, España vivía el boom del turismo, y en pocos años Kettal se convirtió en la firma de referencia para las familias que disfrutaban de una segunda residencia.

El mobiliario de aluminio plegable no solo favorecía los jardines y las terrazas de todo el litoral, sino que, además, tenía una cualidad indiscutible: cabía en el maletero del coche del momento, el Seat 600. Los sillones Alu-Piccolo y Mickey, transformados después en tumbonas, y la serie Bambú fueron los primeros taquillazos de una colección que se ha ido gestando sin prisas, pero sin pausas y con la complicidad, en muchos casos, de algunos de los grandes nombres del diseño, de Jasper Morrison a Rodolfo Dordoni, de Doshi Levien a Patricia Urquiola. La asturiana diseñó para la firma piezas tan luminosas como la silla Club, de la colección Roll, y tan originales y apetitosas como el columpio Maia, enérgicamente trenzado.

Muebles que han ido engrosando el catálogo Kettal desde la coherencia, conservando siempre la identidad de una marca con mucha personalidad. Manuel Alorda fue el precursor de un negocio nuevo en España, el del mobiliario de exterior, un sector por el que muy pocos hubieran apostado. Él llegó a lo más alto y por eso su labor y su filosofía seguirán muy presentes y vivas en las nuevas colecciones de la firma. No podía ser de otra forma.