Nuestra sociedad ha evolucionado y, en muchos sentidos, podemos decir que vivimos mejor que nuestros antepasados. Tenemos más herramientas para luchar contra las enfermedades, disponemos de máquinas que hacen el trabajo que antaño había que hacer a mano, y unos patrones de convivencia que garantizan –o, al menos, eso deberían– el respeto hacia todo el mundo.
Sin embargo, entrados de sobras en el siglo XXI, hay una asignatura que queda pendiente y que eclipsa a todas las demás: seguimos viviendo de espaldas a la naturaleza. El estilo de vida que llevamos en las grandes urbes no favorece que pasemos muchas horas al aire libre.
Por eso es tan importante que todo el tiempo que pasemos en casa vivamos de acuerdo a los ritmos naturales: es lo que se conoce como ritmo circadiano. Un término que se compone de las palabras latinas circa (que significa cerca) y dies (que significa día). Por eso se denomina así a todo aquello que está vinculado a un período de 24 horas.
La falta de luz natural se puede solucionar abriendo un hueco en la cubierta. En una ventana convencional, solo un 15% de la luz llega al suelo, mientras que una ventana de techo aprovecha el 100%.
Foto: Velux
En un mundo idealmente circadiano, nuestro organismo despertaría y se activaría en el momento en que el sol despuntara por el horizonte, y se predispondría para el descanso en el momento en que el astro rey se ocultara y anocheciera. Es un ideal bastante difícil de lograr, porque no solo depende de nosotros mismos, sino también de los horarios de nuestros trabajos, de las escuelas de nuestros hijos y un largo etcétera. Pero sí es importante tener esos ciclos como referencia y sobre todo aprovechar al máximo las horas de luz natural.
Velux, marca líder en ventanas de tejado, ha creado una herramienta que va en esta línea ya que nos conciencia sobre los beneficios de tener luz natural en casa. A través de un microsite, puedes iluminar las diferentes habitaciones de casa y así comprobar, de primera mano, el cambio que produce la irrupción directa de los rayos de sol.
La iniciativa llega acompañada de un vídeo dirigido por Martin de Thurah que alerta sobre los efectos negativos que tiene vivir en una sociedad cada vez más urbanizada. "¿Recuerdas de dónde vienes? Eres el resultado de la naturaleza", afirma la voz de un niño. El vídeo acaba con un mensaje revelador: "La naturaleza sigue aquí para nosotros. Solo espera que la invitemos".
Según numerosos estudios, la luz natural mejora el apetito y la digestión, la circulación de la sangre, el estado de la piel y de los huesos, la calidad del sueño y, por supuesto, el estado de ánimo. La falta de luz natural, sin embargo, es la responsable de que el 15% de la población esté triste. ¿Qué podemos hacer para vivir más en relación a los ritmos circadianos?
Estar en contacto directo con la luz del sol mejora el estado de ánimo, el apetito y la calidad del sueño, entre otros factores positivos.
Podemos empezar por pequeños retos como acostarnos una hora antes y así ajustar la hora en que se pone el sol con la hora en que nos vamos a dormir. Otra práctica que nos puede ayudar es desayunar, comer y cenar siempre a la misma hora. O, al menos, intentarlo. Y, por supuesto, tener una casa que reciba la luz del sol como al mejor de sus invitados.
La luz natural, cuando entra en contacto con la retina, estimula una zona del cerebro denominada núcleo supraquiasmático que, entre otras cosas, regula la producción de la melatonina (la hormona del sueño) por la noche y el cortisol por la mañana. Uno de los motivos por los que los ancianos tienen más problemas para dormir es porque los ojos pierden sensibilidad a la luz azul con la edad.
A veces el problema no es la edad en sí, sino la desincronización del ritmo circadiano producida por la falta de estimulación lumínica. Por eso, cada vez son más habituales las reformas que ponen el foco en el factor biológico. Arquitectos e interioristas se esmeran para que las casas se acompasen con nuestro ritmo vital y contribuyan activamente a nuestro bienestar.
Las grandes empresas han tomado nota de ello y diseñan edificios adaptados a la luz natural. Como mejora la salud y el bienestar del trabajador, eso se traduce en términos económicos: se reducen las bajas y el absentismo, aumenta la motivación y mejora la productividad (hasta un 6%). Los expertos recomiendan hacer pausas y salir a la ventana para absorber las propiedades que deberíamos obtener de forma natural. Y es que, a pesar de nuestra afición a la luz eléctrica, el astro rey sigue rigiendo nuestra vida.