La fotografía de los millennials no sale demasido nítida, y no es porque sea la generación con mayor número de miembros. Empezando por que muchos de ellos no se reconocen como tales, cuesta hacerse una idea de cómo son verdaderamente y de cómo viven, en conjunto. Aún así, y pese a ellos, hay algunos rasgos que los identifican.
Aunque existan muchas interpretaciones, partiremos de la base de que los millennials son los nacidos en las décadas de 1980 y 1990. A grandes rasgos, son los/as que, al teminar la carrera, se encontraron con la bofetada de la crisis, un golpe del que algunos se recuperaron colgándose la mochila y recorriendo el mundo –viajar es su prioridad, según las encuestas– o bien permaneciendo en su lugar de origen pero creando sus propias reglas. Es la vía que tomaron los fundadores del estudio de arquitectura AGORA, nacidos a principios de los 80, que, una vez terminados los estudios, decidieron ir a buscar los proyectos y no esperar a que llegaran. Una filosofía que siguen aplicando cada día y que les da buenos resultados.
Si en el trabajo, los millennials han tenido la necesidad de cambiar los códigos preestablecidos y crear un entorno nuevo, en el ámbito de la casa también han proyectado su propia personalidad. Y así, lejos de tener como prioridad comprarse un inmueble –como la generación X, la anterior a la suya–, han convertido el hecho de compartir en algo llevadero. En este sentido, los millennials se han erigido como una generación muy práctica, que prefiere vivir en una casa grande, luminosa y bonita, aunque sea compartida, que en un cubículo, aunque sea para ellos solos. Si para un miembro de la generación X, el hecho de compartir se vivía como una obligación, el millennial lo convierte en algo menos pesado, y si la convivencia es fluida, no tiene inconveniente en alargarlo hasta los 30 y más allá. Esto se traduce en un mimo tanto del espacio público como del privado de la vivienda. Al fin y al cabo, se trata de su casa.
Los millennials también son la primera generación de nativos digitales, y eso define su carácter. Si para la mayoría de los miembros de la generación X, la televisión era el centro de la vida doméstica, para ellos lo es el wifi, y crean rincones cómodos y funcionales para consultar las redes sociales o para ver sus series favoritas desde el móvil. Hiperconectados, hipersociales, son expertos en dar lugar a espacios flexibles que se adapten a sus necesidades, como han tenido que hacer ellos con el momento que les ha tocado vivir. Internet y las redes son parte de su zona de confort; son una generación moldeada por la tecnología y decidida a vivir de lo que les apasiona, buscando la felicidad en todo lo que hacen.
Ya queda poco para que los millennials ostenten el poder. Para que sean ellos quienes nos manden, nos gobiernen o nos eduquen. Y dicen los expertos que, junto a la generación Z (nacidos más tarde del 2000), marcarán un antes y un después en el mundo laboral por su autosuficiencia y capacidad para ser autodidactas. Tal vez entonces, cuando resulten más visibles, la fotografía de esta generación se vaya enfocando e iremos despejando todas las incógnitas. Hasta entonces, la respuesta a preguntas como ¿quiénes son? o ¿a qué aspiran?, siguen constituyendo un work in progress.