¡Qué calor! Las claves decorativas infalibles cuando suben las temperaturas

Fresca. Natural. Sin acumulación de objetos ni normas rígidas. La casa se aligera en verano para bajar las temperaturas y subir el confort con unos pocos gestos decorativos. Te contamos cómo conseguirlo.

Foto: W. Heathy, G. Cox/Bureaux, F. Bedón, P. Peris, E. Pons, Living4media/Gtresonline

Cuando de refrescar una vivienda se trata, la primera norma es reducir la cantidad de objetos a la vista en cada estancia de la casa. Impón el orden y la contención, eliminando lo superfluo y mimando las soluciones de almacenaje y los muebles de doble función. El calor no solo es un valor físico, también es una sensación, y la acumulación y el desorden lo potencian. Estos son los trucos que ayudan a mitigarlo:

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baño blanco con bañera, plantas, cesto de mimbre y taburete de madera

El efecto refresco

Muebles y sanitarios volados, mamparas de cristal, líneas depuradas y contención de elementos evitan la sensación de agobio y aumentan la sensación de bienestar y la frescura del baño. Mejora la experiencia de la ducha con rociadores con efecto lluvia como los de Grohe y grifos con chorro en cascada como los de Tres. Incorpora un plus en tendencia con soluciones inteligentes como los nuevos inodoros Smart Toilets de Roca, con función de lavado con agua. Si tienes que renovar los revestimientos piensa que la pintura es mucho más fresca que las baldosas. Y el blanco, el color que menos sensación de calor da. Elige acabados resistentes al agua para evitar exceso de humedad.

despacho rústico en casa de campo con escritorio con flores y silla de madera

Cortinas, estores, toldos

Son distintas las soluciones para minimizar la entrada directa del sol en la vivienda. Escoge modelos graduables: estores con lamas de bambú, persianas menorquinas con lamas móviles que regulan la entrada de luz y aire y crean decorativos juegos de sombra, y toldos mecanizados que preservan las fachadas del impacto directo del sol y se accionan desde el plácido frescor del interior. Instala vidrios con control solar: permiten que la luz entre, pero no el calor (lo bloquean hasta en un 75%).

dormitorio blanco estilo boho con cojines estampados de colores, mesa de madera y silla naranja

Colores que no saturan

Ríndete a los encantos del blanco integral. No en vano la sabiduría ancestral lo convirtió en el color de las casas de las regiones más calurosas. Conságrale fachadas, muros interiores, mobiliario, cortinas y tapicerías. Lograrás el mismo efecto con sus muchas declinaciones: marfil, crudo, blanco roto... Los colores oscuros acumulan calor. Reserva las tonalidades más intensas para los detalles.

mesa de jardín con flores

Bienvenidas plantas y flores

Por el efecto acogedor y refrescante que propician y porque, efectivamente, oxigenan el ambiente y lo purifican; en especial, especies como la hiedra, la lengua de vaca, la cinta y el Philodredron. Su potencial decorativo es infinito, pero no se debe caer en el exceso, y siempre se debe guardar la proporción entre el tamaño de la planta y el de la estancia donde se coloca. Reserva los modelos de mayor tamaño para el salón y sácales partido como aliados en la decoración: para separar ambientes, para llenar un hueco donde no cabe un mueble. No descuides el macetero. En el caso de las flores, se deben evitar las variedades más fragantes porque combinan mal con el calor. Si no tienes demasiada mano para la botánica empieza por elegir plantas crasas, suculentas o cactus: requieren mucha luz y escaso riego.

salón boho con sofá gris, muebles de madera y mimbre

Materiales aliados contra el calor

Los tejidos naturales favorecen la transpiración, no se adhieren a la piel ni aumentan la temperatura corporal. Algodón, loneta, lino, seda... son la opción más fresca para tapicerías y complementos. Si te gustan las alfombras destierra las de pelo largo y opta por materiales como yute y sisal, y modelos con poca trama y grosor. Aplica la misma filosofía en interiores que en exteriores, donde el mimbre, el bambú, el ratán y todas las fibras trenzadas, naturales, renovables y resistentes tienen un espacio privilegiado. En estructuras y revestimientos, la madera y la piedra no acumulan tanto calor como el hierro y los metales en general.

terraza con suelo de piedras y muebles de exterior banco con cojines y mesa de madera

Frescor exterior

Porches, toldos, emparrados y, por supuesto, piscinas y estanques son los aliados perfectos para no pasar calor en casa. Pero no olvides trasladar los principios de la decoración refrescante desde el interior hasta las estancias al aire libre: muebles de fibras naturales (como la serie Rattan de Moycor), que al ser huecas son también transpirables; piezas ligeras (similares a la serie Retro de J-Line), cojines de algodón ecológico (como los de Sandra Marcos) o colchonetas (las encuentras en Casa Viva) para que los niños se sienten en el suelo sin soportar el calor del revestimiento. Todos te ayudarán a rebajar sensiblemente la temperatura.

recibidor con perchero con sombreros y luz y una bicicleta

Luces de baja temperatura

Si aún conservas bombillas incandescentes, sustitúyelas sin retrasarlo más por LED porque estos no emiten calor. Las bombillas incandescentes transforman en luz solo entre un 5% y un 40% de la electricidad que consumen; el resto de la energía genera calor. Los LED no aumentan la temperatura del ambiente. Halógenas y fluorescentes son también luces frías. Pantallas de color claro, de fibras vegetales como el esparto o el mimbre o metalizadas favorecen la sensación refrescante. No olvides la luz tenue de lámparas portátiles como Hook, un ecodiseño de Faro (en la foto).

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