Todos conocemos la mansión californiana en Hidden Hills que Kim Kardashian y Kanye West convirtieron en un particular "monasterio minimalista" gracias al trabajo del diseñador y creador belga Axel Vervoordt. Tonos crudos, materiales naturales, piezas seleccionadas con formas orgánicas, etc. Ahora, de nuevo, volvemos a hablar de esta estética tan característica (pero ya sin Kanye) que la influencer ha ido depurando en los últimos años, esta vez trasladada al jet privado customizado en color crema que acaba de adquirir la hermanísima K. Tenemos que destacar el felpudo que ya se ha hecho viral y que nos da la bienvenida a Kim Air, nombre con el que ha bautizado a su avión privado.
Tenemos que agradecer a su maquillador, Mario Dedivanovic, que haya subido a Instagram el video donde celebran, en el que quizá sea el primer viaje en el jet privado, la última portada de Kim y su viaje a la Semana de la Moda de Milán. Entre los detalles decorativos personalizados, Kim ha elegido madera en tonos claros, asientos de cuero color crema y detalles en cachemir, decisiones difíciles que ha tomado de la mano de los diseñadores de interiores Tommy Clements y Waldo Fernandez.
Al parecer, la personalización minimalista en tonos tierras del jet de la marca de aviación personal Gulfstream hizo que Kim tuviese que esperar un año para poder disfrutarlo y, según diversas fuentes, ha llegado a un precio total de 150 millones de dólares.
En concreto el jet de Kim se trata del modelo G650ER™, que, según indica la firma, cuenta con el título de ser el avión más rápido en aviación business, una característica que se ajusta perfectamente a la apretada agenda de la madre de North West. En la lista de famosos dueños de este vehículo se encuentra el multimillonario de Amazon, Jeff Bezos.
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Modelo original del jet, sin el toque Kardashian
En el interior, el jet puede trasladar hasta 18 pasajeros y cuenta con facilidades que crean diferentes ambientes: una comida, espacio de trabajo, zona de relax o simplemente para entretenerse en el sofá viendo una película. Todo para que esas largas horas que separan la costa oeste estadounidense de las citas de moda europeas se pasen volando.