Hay nombres –títulos, marcas, firmas- que se eligen más o menos al azar, por una ocurrencia ingeniosa o eficaz, pero no es el caso de Made in Situ. El arquitecto y diseñador de interiores francés Noé Duchaufour-Lawrance se ha ganado el derecho total de llamar así a su estudio, situado en Lisboa.
Su primera colección, Barro Negro, consiste en una serie de jarrones, lámparas, vasijas de cerámica negra hechos a mano, con materias primas y mediante prácticas portuguesas ancestrales. Pero el trabajo de ganarse ese nombre empezó mucho antes, a través de una inmersión en el lugar, de una apasionada investigación sobre el paisaje, la composición del terreno, el estudio de los sitios arqueológicos.
El negro y el aspecto ceniciento se deben a una técnica de cocción prehistórica llamada Soenga
La zona es una región montañosa del norte. Duchaufour-Lawrance describe así su impresión de Serra do Caramulo y parajes aledaños: "Las montañas brumosas, el aire fresco de las alturas, y arbustos, pastos, grandes rocas caídas cubiertas de musgo… Es un paisaje de formas cambiantes, con carreteras sinuosas que esconden un Portugal poco conocido". Palmo a palmo, el equipo de Made in Situ recorrió Tondela, las canteras de Estremoz y del Algarve: "Las piezas diseñadas son fruto de mis aventuras, de mi investigaciones sobre texturas, materiales geológicos y biológicos y sobre las artesanías y técnicas tradicionales relacionadas". No sólo el conocimiento científico de ese mundo arcaico, sino la esencia de la búsqueda: el valor sensorial que esos saberes ayudan a incorporar a las piezas, a través de procesos que actúan en "simpatía" con los materiales de la tierra, del agua y el aire de un lugar. Lo sensorial forma parte de la materia, de la técnica de cocción y del objeto terminado, en el esplendor de su uso. El aspecto ceniciento, negro y con olor a humo de estos jarrones y vasijas se debe a una técnica de cocción de la cerámica llamada Soenga, que se remonta al Neolítico. En realidad, explica el diseñador francés, cada pieza es un resumen del paisaje: debido a la porosidad de la cerámica, los elementos de la naturaleza (el fuego enterrado como ceniza en la tierra, la atmósfera que envuelve las poderosas montañas circundantes) penetran y perduran en cada pieza.
Formas y superficies que trasmiten impresiones sensoriales y estéticas, en el uso de objetos cotidianos.
Consecuente con su vocación de unir conocimiento y experiencia, Noé Duchaufour-Lawrance planea organizar en su sala de exposición unas "veladas sensoriales", para compartir sus indagaciones sobre música, gastronomía y vivencias dignas de ser contadas.