La larga trayectoria del portugués Álvaro Siza ha sido reconocida con numerosos premios internacionales, entre ellos el Premio Pritzker, que obtuvo en 1992, o el Premio Nacional de Arquitectura en España, donde ha dejado su huella en edificios en los que se reconoce fácilmente su estilo. Este arquitecto y diseñador, nacido en 1933 en la ciudad lusa de Matosinhos, proyecta su visión poética de la arquitectura a través de edificios que dialogan con el paisaje en un blanco inmaculado.
Fabricada en acero inoxidable, la lámpara Fil forma parte del catálogo 'Clásicos' de Mobles 114 por su radicalidad contemporánea
Su obra sin artificios, mínima y eficiente, transmite una sensación de recogimiento; una arquitectura que ha construido en muchos países del mundo, conservando siempre la capacidad de provocar esta emoción. Y el modernismo poético de su legado habitable también se refleja en sus piezas de mobiliario. "El diseño de un mueble solo puede ser definitivo. No tiene referencias fijas ni de escala, ni de ambiente, ni de necesidad. Si despojamos a los objetos de su ropaje queda tan solo la historia de media docena de formas. La imaginación vuela entre tales formas a baja altura, siempre que no sea la de un aprendiz impaciente", afirmó Siza, artífice de la lámpara Fil, una luminaria del catálogo de Mobles 114 con sede en Barcelona que este año celebra su 30 cumpleaños.
Bocetos de Fin hechos por el portugués Álvaro Siza Vieira.
Este icónico y conceptual diseño representa la esencia de una lámpara eléctrica, sin ornamentos ni artificios, que se compone sencillamente de un soporte, el cable eléctrico con la bombilla y una pantalla. El diseño se basó en unas lámparas que funcionaban por aceite y cuya llama estaba protegida de frente por una placa rectangular que evitaba deslumbramientos y que vio en la casa familiar de su discípulo aventajado: el portugués Soto de Moura. Generaban una luz indirecta reflejada en la pared que siempre fascinó a Siza, que firmó Fil como un homenaje a esta iluminación tradicional poco antes de ser galardonado con el más prestigioso premio de arquitectura, el Pritzker, en 1992.
Diseñada en 1991, la lámpara representa la sencillez de los antiguos candiles desde la especial perspectiva de este singular creador.
"Siza parte siempre de un diseño basado en algo preexistente, adaptándolo a las circunstancias actuales con diferentes materiales, sistemas constructivos y lenguajes", explicaba en 2017 Soto de Moura. “Siza no dibuja lo nuevo en el vacío, sino que siempre recurre a dibujar algo perdido y ajustado a nuestro tiempo, a nuestra cultura”, añade Souto de Moura, quien, siguiendo los pasos de su maestro, obtuvo también el Pritzker en 2011.