Estas mesas son obras de arte efímeras

A través de la explosión de color de las imágenes y sus textos que son una fuente de conocimiento, el lujoso libro publicado por Turner, 'Pasión por la mesa', es un canto a los cuidados montajes que se hacen para disfrutar con todos los sentidos alrededor de una mesa.

Entre dos mundos

Entre dos mundosFoto: Óscar Companioni

Ores Lario
Ores Lario

Periodista especializada en estilo de vida, decoración y diseño

"La mesa puede y debe sorprender e interesar. Será el primer impacto que reciban los invitados antes de comenzar la comida, como si de la obertura de una ópera se tratase", escriben Javier Bahamonde y Santiso de Ossorio y Tata García-Osende y Botana.  Y lo hacen en el libro publicado por Turner Pasión por la mesa. Una arquitectura efímera, en el que ahondan en el proceso creativo antes de una cita aglutinadora. Desde el escenario, al menú que condiciona la disposición de las piezas de la mesa a la vajilla y los elementos que van formar parte del montaje.

El cuidado volumen es un recreo para la vista gracias a las fotografías de Óscar Companioni. A través de sus páginas, el libro destila pasión e interés y analiza el arte de la mesa desde un punto de vista histórico, artístico y compositivo, como algo muy próximo a la arquitectura efímera. Los autores presentan conjuntos de efecto teatral y suntuoso hasta inspiradoras mesas íntimas y sugerentes y hacen un recorrido a lo largo de la historia de las artes decorativas donde muestran destacadas vajillas de porcelana (Wedgwood, Vista Alegre, Sèvres, Satsuma); piezas de cristal y vidrio de manufacturas (Baccarat, Bohemia, Murano, La Granja); obras de orfebres relevantes (Asprey, Jacobsen, Tiffany); encajes y textiles (Camariñas, Bruselas, Fortuny), así como piezas de producción contemporánea, que dan variedad y frescura a las composiciones.

Además de la explosión de color de las imágenes, sus páginas son una importante fuente de conocimientos ya que las puestas en escena, que se presentan según las estaciones, van acompañadas de datos históricos de interés, de anécdotas acerca de las diferentes piezas y de comentarios sobre la evolución del arte de la mesa.

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Los cuatro elementos

Los cuatro elementos

Preside el salón un tapiz realizado hacia 1630 por el famoso tejedor Franz van den Hecke sobre un cartón de Pedro Pablo Rubens de 1616. Ante una pieza tan ilustre se dispone un servicio de mesa a la altura: una vajilla alemana de Meissen, con platos con diseños de ramilletes y flores sueltas e insectos.

Sobre la mesa y en la consola del fondo se han colocado singulares jarras de la misma factoría que representan los elementos: agua, fuego, tierra y aire. La porcelana se complementa con una pareja de candelabros de ormolú Segundo Imperio de tema naturalista.

La cubertería de plata contemporánea es de Christofle, la cristalería de la manufactura belga de Val Saint Lambert producida en la década de 1950 y un mantel español de lino calado y punto de aguja completan el montaje de inspiración estival.

Horror vacui

Horror vacui

En este comedor preparado para una cena de 12 comensales se respira un ambiente de contrastes con un fuerte componente teatral . Para resaltar la fuerza cromática y dar consistencia y efecto escénico a la mesa se ha combinado un mantel de damasco dorado con unos caminos de mesa del mismo tejido en azul marino sobre los se han dispuesto los servicios de los invitados.

La protagonista es la vajilla, realizada con una minuciosa decoración en los primeros años del reinado del emperador Jiaqing. Alterna elementos geométricos y vegetales, pintados con esmaltes en rojo, verde y azul oscuro, así como cenefas con pequen~as estrellas doradas. La cristalería es de Baccarat, y se ha optado por poner el servicio al completo y la cubertería hindú es de plata, como el conjunto de seis candelabros españoles que iluminan la mesa y la consola.

Sicilia palaciega

Sicilia palaciega

Con la fuerza y severidad de sus miradas dos jarrones teste di moro en la consola del fondo hacen guardia ante una mesa gobernada por un ligero jarrón de cristal de Baccarat con base de bronce y formas art nouveau de 1900. A su alrededor se organiza el servicio de un almuerzo para cuatro comensales.

Sobre salvillas de plata española se ha dispuesto una vajilla de Compañía de Indias, reinado Qianlong, decorada con peonías, que destaca por la calidad de los esmaltes. La mesa busca un juego cromático con varios registros: blanco y negro en cabezas sicilianas y vajilla, rosa en peonías, platos y mantel. La leve decoración de las copas belgas de Val Saint Lambert da transparencia al conjunto. La cubertería, un sencillo servicio de pescado, es victoriana de Old Sheffield con mangos de marfil lisos.

El mantel proviene de Camariñas, localidad gallega en la Costa da Morte donde se conserva la tradición de encaje realizado con palillos sobre almohadilla. 

Chocolate de China

Chocolate de China

Una cena en solitario no ha de ser obstáculo para cuidar la composición de la mesa. En este caso, el espejo hace las veces de mantel y da vida al conjunto. Destaca por su rareza un plato llano de porcelana de Compañía de Indias, reinado Qian- long, de un color conocido como chocolate y con peonías pintadas con esmalte. 

Es evidente la frugalidad de la cena, pues solo hay un vaso para agua con decoración dorada de tema oriental,  que procede de la Real Fábrica de Vidrios de Marinha Grande, fundada en 1769.

Dos jarrones, también de porcelana china con peonías a juego con las del plato y alegran el conjunto al reflejarse en el espejo. Tres piezas de animales en Blanc de Chine de época del emperador Kangxi enfatizan el sabor oriental y, al igual que la blanca servilleta, descargan el peso cromático del resto de la porcelana. La cubertería es francesa, de los primeros años del Imperio napoleónico, en vermeil y nácar. Una mesa que es una invitación a encontrarse con uno mismo.

Cenando en la loggia

Cenando en la loggia

Un almuerzo dispuesto para dos personas aguarda en la loggia trasera de una casa de principios del siglo XX. Se trata de uno de esos preciados espacios intermedios, a mitad de camino entre la formalidad del interior y la libertad que propicia el jardín. 

Sobre un fino mantel bordado en tul y con entredós de encaje de aguja se ha dispuesto un homenaje a la porcelana china. Se alternan las piezas de familia rosa con las monocromáticas en Blanc de Chine. Los platos, la salsera en forma de pequeña sopera y la bandeja para mantequilla aportan, con su decoración floral, la frescura del color. En contraste, las piezas blancas del reinado del emperador Kangxi representan quimeras de diferente tamaño, tazas para libaciones decoradas con flores en bajorrelieve y dos miniaturas, una de un caballero europeo y otra de un personaje oriental, importadas por la Compañía de Indias holandesa hacia 1700.

Se ha dispuesto una única copa, muy esbelta, para champán, realizada en la manufactura francesa de Saint-Louis. Los cubiertos ingleses de época victoriana completan esta mesa marcada por la asimetría y la libertad compositiva.

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