Decorar con obras de arte es una de las maneras más fáciles y efectivas de imprimir carácter y personalidad a una estancia. Además de hermosas, estéticas e interesantes, son un fiel reflejo de los gustos e inquietudes de sus propietarios. Cuadros, dibujos, esculturas, fotografías, tapices o cerámicas son algunos de los objetos que con mayor frecuencia podemos encontrar en los distintos hogares. ¿Hay alguna regla (escrita o no) sobre cómo integrarlos en la decoración de una manera natural?
Cuando algo nos fascina es normal que queramos disfrutar de ello y compartirlo con los demás. Por eso debemos buscar un lugar apropiado tanto para contemplarlo como para asegurar su buen mantenimiento y conservación. Cuadros y tapices pueden sufrir alteraciones en su color si reciben sol directo, así que habrá de procurarse no ponerlos frente a una ventana, aun con más motivo si no tiene cortinas.
Un cuadro que aparentemente no encaja con el estilo del salón quedará perfecto si le das el protagonismo que se merece convirtiéndolo en punto focal de la estancia.
Foto: Eugeni Pons
El tamaño de la obra va a condicionar su ubicación. Mímala regalándole un espacio en el que pueda destacar de una manera elegante y no excesiva. Es preciso que tanto ella como el entorno se complementen o resultará forzado y artificial. Si te enamora el arte abstracto, un cuadro de ese estilo 'respirará' mejor en un lugar clásico y neutral en vez de en uno demasiado cargado, ya que se trata de encontrar la armonía del conjunto.
En realidad, resulta bastante sencillo ubicar obras que se puedan colgar. Aparte del tema de la luz, poco más hay que tener en cuenta y son perfectas para vestir paredes complicadas como pasillos o recibidores. Respecto a los marcos, procura que no resten protagonismo a la pieza o no te convencerá el resultado. Por ejemplo, en composiciones de cuadros procura que todos sean de tamaños y estilos similares, así evitarás el 'ruido' innecesario centrándote en el conjunto.
Aunque asociamos las esculturas al arte clásico, encontrarás llamativas obras contemporáneas que desearás colocar en tu casa.
Foto: Raúl Candales
Si cuentas con mucho espacio y deseas llenarlo, las esculturas de gran tamaño ofrecen un aspecto imponente y enriquecedor. Sin embargo, es importante que se encuentren en sintonía con el entorno y que queden perfectamente enmarcadas e iluminadas. Las esculturas son mucho más que objetos decorativos, son elementos de un valor extraordinario que enriquecen el conjunto.
Aunque irremediablemente la mente asocie la palabra escultura a un busto sobre un gran pedestal, el abanico de posibilidades es bastante mayor. Figuras abstractas, esculturas geométricas colgantes, composiciones orgánicas o espectaculares lámparas de diseño serán otros de tus aliados para una decoración auténtica que plasme tu amor por el arte.
Las piezas de pequeño tamaño son una magnífica elección para mesas de centro, estanterías y escritorios.
Foto: Eugeni Pons
Para combinar distintas piezas es importante que encajen de forma natural, que todas aporten algo pero sin excederse. De esa manera se creará un conjunto armonioso.
En este sentido, la regla del tres es una de las técnicas más utilizadas por los interioristas para conseguirlo. Se basa en la atracción del ojo hacia las composiciones impares con elementos de distintas altura de tal forma que se complementan manteniendo el equilibrio. Ponlo en práctica y verás la diferencia.