Giorgia Righetti es una diseñadora de interiores italiana que vive en Barcelona desde 2009. Fundó Les Eines en 2014, en su casa del Eixample. Cuando Giorgia comenzó con este proyecto, trabajaba decorando espacios, a fin de tener la oportunidad de estar constantemente en busca de bellos tesoros: muebles grandes y pequeños, lámparas, cerámicas… desde los años 60 a los 90. Algunas de estas piezas son perfectas y otras necesitan ser restauradas, así que les Eines dispuso desde el principio un pequeño taller donde son fijadas, pintadas y personalizadas.
Mesa de cristal con piezas de Valeria Vasi y Almudena Laborda.
El salón de la vivienda de Giorgia fue su sala de exposición hasta que, después de dos años de aprender sobre restauración y de hacer crecer la marca, poco a poco el proyecto se hizo más real. Echó raíces y se transformó en su principal pasión. Llegó el momento en que requería más espacio del que podía ofrecer la sala de estar, también un taller más grande y más luz para las fotos que siempre juegan un papel importante. Y lo encontraron en Gran Via de les Corts Catalanes, 761, de la Ciudad Condal.
¿Quién forma Les Eines?
Empezó como mi proyecto personal a finales 2014 y ahora desde hace un año me acompaña Eduard Sanchez Ribot. Fotógrafo y diseñador gráfico, nos repartimos la faena: yo cuido de la selección de las piezas y el diseño del producto además de todo el tema de los proyectos de interiorismo. Eduard cuida de la parte digital, el contenido, las fotos y el diseño gráfico.
¿De dónde nació la idea?
Fue en mi casa cuando, como buena novata, empezaba en el mundo del interiorismo, coleccionaba muebles, trastos, objetos antiguos. Iba mucho a Els Encants, me flipaba. Me recordaba a mi Italia natal, siempre tuve mucha obsesión con la decoración, desde pequeña lo llevo dentro.
¿Qué te trajo de Italia a Barcelona?
Las ganas de descubrir algo ajeno a mi. Era una adolescente inquieta, nací y crecí en un pueblo de playa, donde desafortunadamente no hay mucho espacio para el arte, el diseño y la arquitectura. Desde los 14 años tenía claro que mi carrera sería arquitectura o interiorismo y que, para ello, tendría que mudarme a Milán, ciudad con la que no tengo ningún feeling. Así que pensé en alternativas y me dije: “Va a ser Barcelona”. Y fue una de las decisiones más buenas que he tomado.
El rosa es un tono que representa muy bien Les Eines y este espacio con cojines que homenajea a Miró es una prueba.
Vuestro Instagram es fantástico, ¿qué parte del éxito os viene de allí?
¡Bendito Instagram! Le debemos mucho. Ha sido un match perfecto entre mi búsqueda personal en cuanto a estética, y el encaje con un producto y una imagen que el público ha sabido apreciar desde el minuto 1.
¿Cuál es el criterio para elegir las piezas?
Mmmm… Al final, me doy cuenta de que no se trata de criterio. En un proyecto puedo basarme en el gusto del cliente, porque quiero que ame la pieza que vaya a escoger. Pero cuando elijo para mi tienda, para hacer una colección, para que todo encaje en una estética, es algo mucho más íntimo, es mi vida propia y entera, las memorias, las formas y los espacios que he vivido que han marcado algo en mí. Hablo del motivo por lo que una pieza sí y otra, no. En cierta manera, es incluso una pena, porque es algo que no se pueda enseñar, una información que se puede traspasar.
Cuéntanos, ¿cuáles son tus referentes?
Hay auténticos genios y épocas, sobretodo en la que la arquitectura y el diseño, que dieron mucho de sí. Puros vanguardistas como Le Corbusier, Joan Miró, Sert, Coderch, Ettore Sottsass, los hermanos Castiglioni, Eileen Gray, Carlo Scarpa, Gio Ponti, Verner Panton...
Miro a estos grandes artistas y entiendo cual es mi línea. Es simple, no es pretenciosa, es pulida, es práctica y es elegante sin hacer el esfuerzo.
¿Es por eso que miras al pasado (60’s a 90’s)?
Exacto, en esta época creo que a nivel de diseño y arquitectura pasó algo mágico. El clímax de la película.
Sillas Diamond, diseño de Harry Bertoia para Knoll.
¿Es el comercio de proximidad la clave para un futuro sostenible?
Tengo sentimientos encontrados. Creo en un futuro sostenible y de cercanía, busco y pienso que, en mi día día, aporto para que haya un cambio, pero no quiero ser hipócrita. No poseo este afán de ser una gran empresa a nivel mundial. Sin embargo, tengo una e-commerce y vendo hasta en Los Ángeles. Por tanto ¿estoy siendo yo coherente con mis principios? En mis sueños más ambiciosos, soy feliz con ampliar mi empresa, pero alcanzando lo que es mi cercanía o los países al rededor. En mi opinión, deberíamos disponer de más datos, estar más informados y saber realmente quién es son las grandes multinacionales que dañan el planeta durante todo el proceso. Lo digo porque, antes de concienciarnos sobre cómo afectan las pequeñas marcas, debemos de hacer el gran esfuerzo de no aportar a los grandes monstruos del "buy fast”.
¿En cuántas casas has vivido?
¡En muchas! He tenido 7 pisos en mis 11 años en Barcelona. En enero me mudé al último. Seguramente, lo haga de nuevo en unos años. Y la verdad que me encanta porque ha sido una escalada a mejor cada vez.
¿Qué objetos de tu casa te definen?
Un ramo de flores mixtas frescas que siempre hay encima de la mesa del comedor; una pintura al óleo de Irene Royo, a la que tengo mucho cariño; y una mesita en mármol travertino y metacrilato, que tengo en el salón.
Mesa de mármol con piezas de Branqueta Studio.
¿Cuánto habla tu hogar de tu universo creativo?
Al 100%. De hecho, mis casas han pasado por muchas fases de mi inspiración y creatividad. Mi casa es el espejo de mis sentimientos artísticos actuales sin duda alguna.
Pregunta obligada, ¿cómo era tu habitación de adolescente?
Era lo más. Tuve suerte. Cuando yo tenía 9 años, mis padres compraron una casa de campo tipo masía que había sido de una familia de agricultores. La reformaron con mucho amor, y viví todo el proceso, que fue muy largo. Recuerdo ir a la obra con ellos, conocer los paletas. Mi familia me transmitió mucho entusiasmo y pasión por el proyecto de "una casa". Fue significativo para mí. La casa era grande, yo no tengo hermanos. Así que, me tocó una habitación que (entonces) me resultó enorme. Cuando fue la hora de decorarla, mi madre escuchó mis fantasías, mis deseos para que, juntas, pudiésemos crear mi nido ideal, con la combinación de colores salmón y naranja. Miraba arriba, al techo, y me parec��a majestuoso, pues la estancia recibía una mitad del techo a dos aguas de la casa. Era increíble, había sido restaurado muy cuidadosamente. Entraba mucha luz, tenía dos ventanas y una puerta que daba a una terraza. Amé mucho esa casa.
Móvil de plástico, diseño de Jordi Canudas.
¿Qué condiciones necesitas en tu espacio de trabajo?
Me adapto, pero una condición imprescindible es el silencio
¿Qué buscas y que evitas en un hogar?
Busco eso que en catalán se dice “caliu" (calidez) y me gusta cómo suena la palabra sin traducir. Puntos de luz flojos y amarillentos en las esquinas, a poder ser; y el toque de la madera, y el blanco. Por otro lado, evito las luces fuertes, no entiendo esa obsesión en iluminar un hogar de la la misma manera que se ilumina una tienda. Lo encuentro horrible. ¡Ah! Huyo del color rojo vivo. Y más todavía del color morado, rompe los esquemas de mi cabeza.
Detalle de una silla Cesca, creación de Mies Van Der Rohe.
¿En qué zona pasas más tiempo?
En el comedor, el salón y la cocina. Soy de cocinar y de tener invitados en casa. Lo disfruto. Bueno, en realidad, que me paseo mucho por todas las zonas de la casa.
¿Y tu playlist?