Sigue latente en España una escasez de amor propio y de reconocimiento de la identidad y entidad del diseño nacional. Sobre todo, del conocimiento de nuestros logros en este ámbito relacionado con la creatividad, la innovación, la sostenibilidad, la tecnología, la artesanía... y, especialmente, los relacionados con la evolución, a través del diseño, de nuestras formas de vida, de la sociedad y la cultura.
Este es un canto a los pioneros, un grupo de valientes (empresarios, diseñadores, arquitectos...) que supieron mirar más allá de nuestras fronteras, asimilar los cambios del siglo XX, derribar barreras mentales y físicas y avanzar. Una reivindicación muy necesaria de los valores y atributos actuales y de sus representantes más interesantes y relevantes, en un siglo XXI que se presenta decididamente convulso y desafiante.
Ha llegado el momento de ensalzar el diseño español sin ambages, de un modo propio. Sin identificarnos con el autobombo italiano o con el ensimismamiento nórdico, dos culturas que desde siempre han centrado parte de su ventaja competitiva en una idea colectiva de excelencia. Cuando la embajada de Dinamarca lanzó recientemente su unidad especial de difusión del diseño danés en España, Danish Design+, se pudo escuchar a varios diseñadores, en su vídeo de presentación, hablar con emoción de la perfección del diseño danés. Una afirmación sorprendente, porque no se ha oído nunca una afirmación tan contundente en las esferas del diseño patrio.
¿Por qué asombra el diseño español actualmente?
En el siglo XX, los arrojados empresarios, arquitectos, artesanos e incipientes diseñadores sortearon guerras y crisis económicas. En este siglo se ha evolucionado con una andadura determinante, que incluso se potenció tras la hecatombe del 2008 y está aún más proyectada tras la pandemia. En este momento las marcas españolas (iluminación, tejidos, superficies, mobiliario, baño, cocina...) están exportando masivamente diseños propios producidos en España; la arquitectura, los interiores, la gráfica –en el medio digital o físico–, el diseño estratégico... acaparan premios incontables, y las alabanzas de los medios de comunicación internacionales se multiplican cada semana.
Todos los implicados en los procesos de diseño actuales debemos dar la importancia necesaria a una fortaleza común, no solo a la de individualidades o proyectos específicos. Hoy somos percibidos internacionalmente como la suma de una creatividad única, una calidad indiscutible y una trascendencia social y sostenible progresiva. Una visión clarividente de nuestro diseño, en todos sus ámbitos y áreas cruzadas.
Estamos de enhorabuena porque Arquitectura y Diseño cumple 22 años, 250 números, una revista que ha apoyado incondicionalmente los rasgos singulares y el carácter del diseño español, fomentando su reconocimiento, descubriendo y apoyando a sus talentos. Con decisión y total convencimiento podemos elogiar la posición elevada del diseño nacional. Esta alabanza es una invitación a motivarnos, a seguir una terapia de grupo para asimilar nuestras fortalezas y, finalmente, difundir una excelencia colectiva, proyectada hacia el futuro con una energía y pasión inigualables.