Diseño virtual y artesanía, ¿es compatible el auge de estos dos mundos?

Mientras la artesanía busca estrategias para no perderse en la era digital, en menos de dos décadas el diseño de muebles y escenarios 3D ha pasado de ser una mera herramienta al servicio del interiorismo a considerarse un arte con entidad propia. Aunque parezcan de difícil coexistencia, ambos mundos tienen mucho más que ver de lo que imaginamos.

Casa virtual Winter House de Reisinger junto con Alba de la Fuente

Casa virtual Winter House de Reisinger junto con Alba de la FuenteFoto: Andres Reisigner

Eduardo Infante
Eduardo Infante

Periodista especializado en decoración, diseño e interiorismo

Artesanía y diseño virtual pueden parecer dos disciplinas completamente opuestas: mientras que la primera bebe de la tradición y trata de lo táctil, de lo hecho a mano, de lo presente y de lo real, la segunda crea escenas y objetos en espacios futuristas e intangibles. Sin embargo, expertos de los dos mundos coinciden: la incompatibilidad no existe y, de hecho, ambos viven un buen momento y (de forma paralela) han pasado de ser menospreciados a ser revalorizados casi como un arte.

"Definitivamente lo que hago antes era una rareza, demasiado futurista. Aunque hoy en día sigue siendo complicado explicarlo y entenderlo, creo que el avance de la era digital ha ayudado a que mucha gente se familiarice con la palabra 3D", cuenta Ezequiel Pini, fundador del estudio de diseño multidisciplinar afincado en Barcelona Six N. Five. Pini lleva años creando escenarios, piezas y poéticas imágenes o vídeos que requieren meses de trabajo y que le han permitido trabajar para grandes marcas. Lo más importante ya no solo es su extremo parecido con la realidad (espectacular a todas luces), sino el concepto detrás de ello. Por ejemplo, su próxima colaboración con el fotógrafo Cody Cobb consiste en mezclar una vegetación ficticia con escenarios de verdad, planteando que lo virtual y lo real se encuentran unidos inexorablemente. "Creo que siempre seguirá habiendo artesanos, escultores, incluso artistas que crean con herramientas tradicionales. Solo que desde hace tiempo, y con las nuevas generaciones, algunos de ellos ahora emplean herramientas digitales. Lo veo como los mismos oficios, ambos hechos con las manos, pero utilizando distintas herramientas", explica Pini.

Salón digital de Six N Five

Salón digital de Six N Five Foto: Six N. Five

De lo virtual a lo táctil

De una opinión similar es el creador argentino también afincado en Barcelona Andrés Reisinger, fundador de Reisinger Studio, que quita importancia a muletillas como "digital". "Se trata de un medio, algo que viene marcado por el momento en el que estamos: es, sencillamente, especificar en qué período se ha creado algo, en la época digital", resalta Reisinger. De hecho, su trabajo es un ejemplo perfecto de cómo, en la conexión entre creaciones CGI y la realidad, la artesanía tiene mucho que ver. En 2019, su Hortensia Chair, una de sus creaciones con más likes en Instagram y supuestamente imposible de realizar, acabó siendo un mueble real, recubierto con unos llamativos 20.000 pétalos de tela y tapizada a mano. Desde 2021 la edita la firma holandesa Moooi, y más que un objeto futurista y ajeno a la realidad parece lo que verdaderamente es: una delicada y bella pieza de artesanía.

La butaca Hortensia, de Andrés Reisinger y Júlia Esqué

La butaca Hortensia, de Andrés Reisinger y Júlia Esqué Foto: Moooi

"El mundo avanza y desarrolla nuevas formas de producir. No podemos dejar de lado esa realidad, pero también es cierto que el ser humano aprecia especialmente lo que puede percibir a través de sus sentidos, el tacto, el olfato... Y esas percepciones, tan sutiles y únicas, solo las aporta una pieza hecha a mano" señala Elena Goded, fundadora de la firma textil Ábbate y presidenta de SACo-Sociedad Artesanía Contemporánea. Con iniciativas como SACo, fundada para promocionar el diseño elaborado a mano en España, la artesanía española parece vivir un momento de eclosión casi equiparable al de los creadores como Pini y Reisinger. De arte menor ha pasado a ser la protagonista en ferias o tiendas especializadas y, desde 2006, cuenta hasta con un Premio Nacional. "Creo que actualmente tiene un gran valor, incluso está influyendo en planteamientos y debates filosóficos sobre la forma de vivir. Desde el punto de vista vital son objetos de valor para la vida diaria, por apoyar un consumo diferente y por ser sostenibles", asegura Goded. ¿Cómo conviven entonces este tipo de valores con creaciones que ni siquiera son reales? Reisinger resume muy bien esta dicotomía al recordar la primera vez que vio su Hortensia Chair en el plano real: "Cuando la vi me asombró que se vieran las costuras, las arrugas, el paso del tiempo... Esos detalles que son tan lindos y que en el plano virtual no hacen falta porque tiene otra razón de ser, pero que en el plano físico son muy valiosos".

Taburete Urushi de Max Lamb

Taburete Urushi de Max Lamb Foto: Max Lamb

Valor intangible

El día en el que compraremos una pieza de diseño que no existe para decorar nuestra casa virtual no está tan lejos. La tecnología que lo permite, el NFT ya está aquí, y según BNP Paribas, en 2021 generó más de 15.000 millones de euros, un 21.000% más que en 2020. Andrés Reisinger ya ha sacado partido de estos tokens no fungibles (algo así como un certicado digital de autenticidad mediante tecnología blockchain): el año pasado subastó por 450.000 dólares su colección de muebles The Shipping. Solo cinco venían con réplicas reales y el resto se vendieron únicamente como NFT. ¿Su utilidad? La simple posesión de los archivos, o utilizarlos en el metaverso, ese universo paralelo que ya ha dado tímidos pasos gracias a aparatos como las gafas de realidad virtual y por el que apuestan empresas como Facebook.

Jarrones virtuales de D:Ceramics

Jarrones virtuales de D:Ceramics Foto: D:Ceramics

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