Podemos aceptar que el estilo rural-urbano existe desde el momento en el que proliferan en nuestras ciudades casas en las que la naturaleza y los toques rústicos invaden los espacios interiores. La razón de este éxito es casi emocional. Y es que, no hay nada más placentero que respirar aire puro mientras vemos el atardecer con las montañas de fondo y disfrutamos de los sonidos del campo. Aunque parezca imposible podemos conseguir apelar a todas estas sensaciones a través de la decoración. Traducido al interiorismo de nuestra casa, todo lo que nos traslade a un ambiente rural nos conecta con un ambiente romántico y confortable. Estas son las claves decorativas para conseguir este estilo basado en la pureza y en la emoción.
Comedor de una casa moderna con mesa de madera y jarrones con flores de cerezo
Foto: Eugeni Pons
1. Un mundo de flores poéticas
Los motivos florales son un must en este tipo de estilo, siempre y cuando se utilicen como detalles sin llegar a recargar. En su versión real, triunfan las flores naturales que nos remitan a lo silvestre y resalten la belleza de la imperfección. Amapolas, flores variadas o, incluso, ramas, apelarán directamente a esa sensación de libertad al aire libre. Los arreglos de flores secas y preservadas, también son cada vez más populares. La ventaja es que durarán mucho más. Podemos combinarlos con un bonito jarrón de cerámica artesanal para conseguir ese efecto rústico y tradicional que aportará mucho encanto. También podemos introducir los colores del campo floreado en pequeños estampados de textiles, cuadros o papeles de pared discretos. Las flores tienen la asombrosa capacidad de llenar de poesía nuestra casa y transportarnos a un mundo de naturaleza silvestre, imperfecta pero sublime.
Salon comedor en color beige y marrón
Foto: Jotun
2. Los colores otoñales
Para conseguir un ambiente relajado que nos traslade a paisajes naturales, los colores cálidos y otoñales son perfectos. Tonos tierra, verdes, naranjas, ocres, grises y amarillos, crearán una combinación muy acogedora. Lo ideal es apostar por introducir estos colores en piezas con gran presencia, como puede ser el sofá en el salón, los edredones, el cabecero de la cama o los textiles del baño. Importante, que sean notas de color sobre un fondo tirando a neutro y minimalista.
3. Madera y materiales naturales
Para encontrar el equilibrio entre los toques rústicos y los elementos modernos, la clave está en los materiales. Los muebles que introduzcamos tienen que tener un diseño actual y con líneas sencillas, al igual que los elementos decorativos como alfombras o textiles. El toque natural lo conseguiremos con sus materiales. La madera, ya sea al natural o teñida, es ideal en todas sus formas. Otros materiales naturales, como el lino, el ratán o el mimbre, introducido en pequeñas cantidades, también pueden apoyar este estilo.
Tiesto de cerámica hecho a mano en Torroella de Montgrí.
4. Piezas de cerámica
La cerámica para jarrones, vajillas y complementos decorativos, termina de poner la guinda al pastel para crear esta atmósfera personal y sensible. Apostar por la artesanía y las técnicas más tradicionales dará además mucha personalidad a cualquier estancia y un carácter auténtico, rural y contemporáneo a la vez.
5. Formas orgánicas y antigüedades populares
Los muebles de formas orgánicas aportan el dinamismo que necesitamos para completar este estilo. Lo ideal es introducir, entre ellos, algunas piezas rescatadas de anticuarios o de artesanía popular y combinarlas con muebles contemporáneos. Aquí la clave está en el equilibrio.