Adriana Cabello, la arquitecta que cambió los planos por el barro

La arquitecta Adriana Cabello decidió cambiar los planos por el barro para moldear piezas en las que queda patente su formación. Líneas rectas suavizadas y rigor geométrico es su lenguaje natural.

Adriana Cabello en su estudio de Valencia entre piezas acabadas o en proceso.

Adriana Cabello en su estudio de Valencia entre piezas acabadas o en proceso.Foto: David Poliakoff

Isabel Margalejo
Isabel Margalejo

Directora de Arquitectura y Diseño

"Me encanta la vertiente artística de la arquitectura. Busco referentes en edificios y arquitectos: el brutalismo, el racionalismo, la tradición japonesa, Bofill, Alvar Aalto, Sert, Sanaa...", dice Adriana Cabello (Toledo, 1989). Tiene todo el sentido; es arquitecta de formación, aunque al poco de comenzar a ejercer se dio cuenta de que era otro su camino. "Necesitaba trabajar con las manos. De pequeña me habían llevado a muchos talleres de arte, pintura y escultura, y los retomé".

Mural Nº 4 y lámpara Nº1, de gres esmaltado. “Oteiza y esos murales de los años setenta son mis referencias”, dice  la ceramista Adriana Cabello.

Mural Nº 4 y lámpara Nº1, de gres esmaltado. “Oteiza y esos murales de los años setenta son mis referencias”, dice la ceramista Adriana Cabello.

En 2017, embarazada, mientras moldeaba a su segundo hijo comenzó a hacer lo propio con el barro. Y, con él recién nacido, se matriculó en un ciclo formativo de la Escuela de Cerámica de Manises, pues vive en Valencia desde los ocho años. "Quería pasar a la acción. En la escuela te marcan unas pautas, pero yo quería encontrar mi estilo". Ese que, salta a la vista, ha encontrado rápido y que define como "escultórico, incluso cuando se trata de piezas de uso cotidiano" y que resalta en sus murales abstractos, que beben de nombres como Oteiza "y de los que se ven en esos portales buenos de los años setenta".

Serie de jarrones Geométrico, en gres con diferentes acabados. “Juego con las tonalidades dependiendo de la temperatura del horno”, explica Adriana Cabello.

Serie de jarrones Geométrico, en gres con diferentes acabados. “Juego con las tonalidades dependiendo de la temperatura del horno”, explica Adriana Cabello.

Todas sus obras son de barro rojo, el de siempre, o de gres de alta temperatura, poco esmalte, prefiere los colores naturales. Solo hace concesiones con el azul, en pequeños toques. Su formación tuvo que ver en sus primeros trabajos: encargos de  piezas a medida por parte de estudios valencianos de interiorismo y arquitectura como Hormaestudio, Paloma Bau o Viraje. Lámparas (para el restaurante Be Green, que ganó un premio FAD), lavabos y, por supuesto, murales de gran formato, que ahora tiene en la cabeza ampliar.

En Madrid vende esculturas en la galería F&dO, una línea en la que también busca profundizar. Asimismo ha cocomisariado junto con la diseñadora Inma Bermúdez la exposición Mujeres que no son florero,  que se estrenó durante la capitalidad de diseño de Valencia en 2022 y que ha viajado al Madrid Design Festival. Una reivindicación de la mujer como creadora centrada en jarrones de diferentes materiales. "La cerámica me da la calma que mi cabeza necesita, porque no paro. Con ella vuelvo a mi equilibrio", remata.

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