Cuando en los años 50 el televisor se convirtió en un objeto de masas y entró en las viviendas supuso toda una reorganización del espacio doméstico. Cambió la distribución del mobiliario, fomentó la creación de nuevos muebles para ubicarlo y hasta desbancó a otros electrodomésticos como la radio. Probablemente haya pocos objetos en la historia del diseño que hayan transformado tanto nuestras vidas hasta que en la década de 2000 llegó una revolución que nadie esperaba que fuese tan rápida: la del smartphone.
Mientras en nuestras casas las pantallas cada vez se fueron tornando más grandes, en nuestros bolsillos fueron cada vez más pequeñas, pero también más eficientes y con más utilidades gracias a cada nuevo terminal o actualización. Ya no es un objeto pensado para utilizar fuera de casa, como los enormes teléfonos móviles de los 80 y 90, el smartphone es un objeto indispensable también dentro de nuestra vivienda y, casi sin darnos cuenta, la ha ido transformando con mucha más celeridad que la propia televisión. Si comparamos nuestra casa con la de hace apenas 15 años. ¿Diríamos que es la misma? Estos son los principales cambios que el smartphone ha hecho en nuestra casa. De los que apenas nos hemos dado cuenta. Y que ya no tienen marcha atrás.
Adiós a la cámara de fotos
Existe cierta polémica sobre cuál fue el primer teléfono móvil con cámara pero los dos más firmes candidatos son el J-SH04 de Sharp y el SCH-V200 de Samsung. Lo que sí está claro es que en cuanto el smartphone incorporó una cámara digital con los suficientes megapíxeles, la cámara de fotos salió de la mayoría de las casas. Sí, sería muy atrevido decir que salió de todas las casas, casi igual de atrevido que asegurar que la cámara digital desbancó definitivamente a la analógica. Siempre habrá quien siga teniendo una cámara de fotos pero ¿forma esta parte del paisaje habitual de una vivienda? No.
Camara Leica de Paul Smith
Hasta nunca a los álbumes de fotos
Al desaparecer las cámaras de fotos, el álbum de fotos fue casi el siguiente. Aunque todavía los conserven los baby boomers es casi seguro que no los veremos en casa de un millennial. O de cualquier persona con Instagram. Eso sí, todavía hay muchas casas que se resisten a su desaparición y siguen imprimiendo albumes de vacaciones o eventos familiares. Serán los más contentos en caso de un apagón digital.
El despertador ya no solo nos despierta
Desde el omnipresente Casio de plástico hasta el icónico Braun DN40 de Dieter Ram pasando por el clásico de doble campana, el despertador ha vivido una evolución paralela a la del mundo del diseño. Aunque no haya desaparecido por completo, es un elemento que se ha fusionado con otros como lamparas o altavoces inteligentes por lo que podríamos decir que, salvo algunas excepciones, ha desaparecido. La manera de apagar la alarma y suplicar cinco minutos más sí que sigue siendo la misma.
Braun DN40 de Dieter Ram
Foto: D.R.
¿Dónde están los calendarios?
Gracias al smartphone y su eficiente calendario y sus notas, hace años que han quedado atrás los clásicos calendarios de cocina. ¿Las excepciones? Los calendarios en oficinas o lugares de trabajo (muy útiles por si alguien no sabe utilizar Google calendar) los calendarios de gatitos o cualquier otro calendario irónico que haga que cualquier visita diga “¡Anda, tienes calendario!” nada más entrar en nuestra casa.
¿Y el teléfono fijo?
Igual que las cabinas telefónicas, la desaparición del teléfono fijo parece inevitable en nuestras casas. De hecho, en España ya hay más líneas de móviles que habitantes y muchas compañías ni siquiera ofrecen la línea fija dentro del pack de fibra y móvil. ¿Su única esperanza? Las oficinas en las que todavía perviven. Los contestadores automáticos, eso sí, no han conseguido tener tanta suerte.
La muerte de los listines y las agendas
Suponemos que para cualquier integrante de la generación Z resultará exótico que utilizáramos un grueso libro con páginas de Biblia para buscar el teléfono de un restaurante. Y más todavía si les explicáramos que en el listín telefónico figuraba nuestro nombre y apellidos y nuestro teléfono. ¡Ante los ojos de cualquiera que quisiera consultarlo! Imposible hoy en día gracias a las leyes de protección de datos. Salvo lo útiles que podían ser para calzar una mesa, el abandono de los listines telefónicos ha sido todo un avance que no nos provoca nada de nostalgia. ¿Las agendas? A no ser que tuviéramos una Rolodex, tampoco las echamos de menos. Eso sí, que a nadie se le olvide copiar su agenda del móvil y tenerla también en la nube, por favor.
Rolodex.
Foto: Cooper-Hewitt
Los nuevos equipos de música
Mientras los altavoces inteligentes viven una época dorada y han conseguido convertirse en piezas de diseño que pueden elevar un interior, los equipos de música han desaparecido de nuestras casas. Si tenemos cierta edad no es extraño que recordemos cómo entró el primer reproductor de CD en nuestra casa o cómo funciona un reproductor de cassetes. Hoy en día no es extraño encontrar una casa en la que ni siquiera puede reproducirse un cd (muchos ordenadores ya ni siquiera cuentan con ranura para ello). Eso sí, en un inesperado giro del destino los tocadiscos y los vinilos viven una segunda época dorada y el año pasado en España abrieron hasta tres fábricas de discos de vinilo. Quizás haya cosas que el smartphone nunca podrá sustituir.