Más allá de las grandes acciones que puedes realizar para tener una casa en orden, hay pequeños gestos que pondrán el broche de oro a una casa organizada. Un cajón para los cubiertos con menos cubiertos o una mesita de noche tan pequeña que solo quepa lo esencial pueden marcar la diferencia entre un piso desordenado y uno ordenado.
Si ya has descubierto que tu atracción por los objetos no tiene remedio, no te queda otra salida que hacer un pacto con el orden. Lo mejor de todo ello es que los resultados se ven al instante.