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laracostafreda PIC0004. Profesión: ilustradora. Nacimiento: Llardecans (Lleida), 1988. Estudio: Barcelona

Profesión: ilustradora. Nacimiento: Llardecans (Lleida), 1988. Estudio: Barcelona

DSC 4186. Papel pintado Jungle para Coordonné (2015)

Papel pintado Jungle para Coordonné (2015)

laracostafreda coordonne 10 highress. Papel pintado Roses Pink para Coordonné (2015)

Papel pintado Roses Pink para Coordonné (2015)

laracostafreda coordonne pr0009. Bocetos para Coordonné (2015)

Bocetos para Coordonné (2015)

Cartier. Ilustración para Cartier (2014)

Ilustración para Cartier (2014)

Chanel. Proyecto para Chanel (2014)

Proyecto para Chanel (2014)

Montaje para la Semana de la Moda de Shanghái. Montaje para la Semana de la Moda de Shanghái (2017)

Montaje para la Semana de la Moda de Shanghái (2017)

Collage. Moodboard (2015)

Moodboard (2015)

Safiya. Campaña para Safiya (Shanghái) (2015)

Campaña para Safiya (Shanghái) (2015)

lara-costafreda-arrels0001. Estampado para Arrels Barcelona (2016)

Estampado para Arrels Barcelona (2016)

lara-costafreda PORTFOLIO0072. Lo que ha dolido, dolerá (2017)

Lo que ha dolido, dolerá (2017)

Lara Costafreda. En su estudio

En su estudio

Lara Costafreda dibuja paisajes imaginarios que resultan muy creíbles. Ha trabajado para casas de moda como Hermès, Chanel firmas de joyería como Cartier o Joid'art y marcas de decoración como Coordonné. La entrevistamos mientras prepara un libro sobre cosmética para Lunwerg.

Le encantan las plantas. ¿Le viene de familia?

No, pero es curioso que mi madre ahora tiene un instagram en el que sólo cuelga fotos de flores [ríe]. Yo soy de secano, de un pueblo cerca de la franja de Aragón, y digamos que allí, vegetación no hay mucha. La ilustración es la capacidad de generar espacios nuevos, que no existirían si no fuera a través de un dibujo, mundos en los que te gustaría estar. Normalmente, lo asocio con espacios muy selváticos. Será porque me gusta mucho Latinoamérica, a donde he viajado en más de una ocasión.

¿Y qué fue primero? ¿Viajar o dibujar?

Viajar. Yo empecé a dibujar súper tarde. Estudié diseño de moda en la Bau de Barcelona, luego estuve en la Saint Martins de Londres y después trabajé para Alexander Wang en París. Cuando volví, me quedaba un crédito de libre elección y me fui a vivir a Brasil. Empecé a trabajar en una empresa que hacía estampados y a introducirme en el mundo del dibujo. Pero, en la carrera, suspendí dibujo, lo odié infinitamente.

¿Cómo? ¿Suspendió dibujo?

Sí, dibujaba fatal, pero fatal, ¿eh? Me lo machacaron mucho y lo acabé detestando. "¡Nunca más dibujaré en la vida!", solté. Pero como empecé a hacer trabajos en los que necesitaba dibujar y estuve todo el verano practicando para aprobar la asignatura, empecé a coger técnica. Hice algunas cosas, más a nivel personal. Me lo publicaron en algunos blogs... y me fui animando.

Y entonces, volvió a casa.

Sí, llevaba dos años fuera, estaba descolocada y no quería buscar un trabajo estable, porque era romper mucho con lo que había estado haciendo, y entonces dije: "Va, voy a probar de ir compaginando algún trabajo con intentar hacer dibujos y que me paguen por esto". Y entonces sí que empecé a hacer muchas cosas vinculadas al mundo de la moda porque, al final, es lo que conozco.

Ahora hay un boom de la ilustración.

Resulta más amable que otros recursos. Si al final a un niño le impacta un dibujo, cuando sea adulto también le acabará impresionando. Por ejemplo, en una revista, tú pones una publicidad de un bolso con una foto y todo el mundo sabe lo que es. En cambio, una ilustración te sorprende más. Hay marcas que no se acaban de atrever porque tienen que mostrar muy bien el producto; entonces, hacen la foto e ilustran el fondo.

Para una ilustración como la de la Semana de la Moda de Shanghái, ¿cómo se prepara? ¿Se documenta sobre la ciudad? ¿O es más bien cultura visual?

En este caso me dieron tres o cuatro edificios que tenían que salir porque era donde pasaba todo. Después miras imágenes por Internet, buscas la perspectiva que te va bien y los juntas. Lo ilustras por separado y luego los montas por Photoshop. Y luego le pones plantas [risas]. En Shanghái he hecho varias cosas.

Cuente...

Tienen mucha cultura visual. Los cómics... Allí todo tiene dibujos. Todo. A nivel visual es un shock muy grande. Ya sus letras son un poco dibujadas. Y Barcelona, ¡les encanta! La primera vez que fui pensaba que iba de público a una presentación y, cuando llegué, habían alquilado un rascacielos. Habían cogido dibujos súper-pequeños y los habían ampliado mucho. Estaba un montón de prensa... Fue muy fuerte.

¿No le suben los humos?

Bueno, es que no te pueden subir. Quiero decir... Yo lo que hago es esto, ¿eh? [señala su estudio]. Yo trabajo aquí... Lo otro, no sé... No es como un cantante que tiene el público y sale a cantar. Al final, es un trabajo muy en solitario y mucho de taller. Y a mí me gusta el proceso. Dibujar, participar con otros creativos, aprender de todo el mundo y generar este espacio en el que siempre pasan cosas distintas. Pero luego, si te llama una marca u otra... A veces, es incluso mejor los encargos para marcas pequeñas porque tienen más ganas o tienen menos presión. Quiero decir, una cosa es lo que se ve desde fuera, pero el día a día de un ilustrador es alguien que dibuja, y ya está.

¿Y las redes? ¿Cómo se lleva con ellas?

Que tenga seguidores en las redes, a mí, en la vida real, no me influye. En lo único que cambia, que no es poco, es en que puedes tener más proyectos e incluso mejores porque te ve más gente. Y al final en lo que repercute es en que tengas más horas de trabajo. Eso me gusta porque es estar aquí, en el estudio. Pero cara afuera... Yo trabajo para las marcas. Son encargos y me tengo que adaptar a lo que ellas quieren comunicar. Y a mí me gusta esto, estar por la mañana trabajando para la Semana de la Moda de Shanghái y por la tarde para una marca de juguetes.

Prefiere la etiqueta de ilustradora a la de artista.

Sí. Muchos alumnos me dicen: "Claro, pero entonces dejas de hacer lo que tú quieres". Pero es al revés. Te llaman porque quieren tu estilo, lo que tú comunicas. Como marca, van a buscar aquel ilustrador que comunica los valores que ellas quieren comunicar. Es muy guay, porque desean una cosa que solo tienes tú. Mi trabajo tiene un punto creativo muy grande, pero eres un ejecutor, estás al servicio de otra marca, de otro cliente. Y la gracia es que te puedas adaptar, entender lo que quiere. Esto es el éxito, ¿no? Cuando te dicen: "¡Perfecto!, porque es lo que tenía en la cabeza". O incluso cuando te dicen que es mejor, que has superado las expectativas.

¿Cómo llega a esa fusión con la marca?

Normalmente, primero hay un briefing, que es como si fuera una receta con los ingredientes que tiene que tener ese dibujo. En mi caso, busco imágenes que representen aquello que quieren comunicar y luego hago collages que transmiten el universo sobre el cual trabajaré. Para Coordonné, por ejemplo, fue un proceso largo, me dieron mucha libertad. E incluso después de seis meses haciendo cambios, cuando ya pensaba: "Si muevo algo más, me muero", el director creativo me dijo: "Creo que le falta tu punto". Y yo le dije: "¿Cómo, mi punto?" [risas] Y me encantó, porque de repente lo vi. Vi que todo era demasiado plano, que no tenía la explosión de los dibujos. Y a partir de allí, fui evolucionando toda la colección. Es este proceso de ir adelante, atrás, adelante, atrás, que crees que no te lleva a ninguna parte, pero después ves que el resultado es muy satisfactorio.

Esos viajes creativos son importantes para futuros proyectos.

Claro. Por eso me gusta hacer cosas diferentes. Si te pasas todo el día dibujando, o el proyecto es nuevo y fresco y te encuentras en el otro lado un cliente que tiene ganas de experimentar cómo puede ser eso, y es como emocionante, o si no puede resultar muy aburrido. Hay proyectos que no tienes ni que pensar, que es muy automático. Y entonces está bien que después de algo muy minucioso, venga algo como más... explosivo. Vas haciendo, dependiendo de lo que va llegando.

Estuvo en un campo de refugiados hace unos meses. ¿Cómo ha influido en su obra?

Me ha afectado más bien a nivel personal porque paré de trabajar cinco meses para hacer algo completamente nuevo. Conoces a una gente... y les prometes que harás algo por ellos. Y también por ti mismo, porque sus derechos son los tuyos. Ha sido una campaña muy bestia [casa nostra, casa vostra]. Vimos que había mucha gente que quería hacer algo y no encontraba la vía para canalizar la rabia. Hicimos un concierto en el Palau Sant Jordi. Hemos estado muy absorvidos por esto. Pero ha sido muy gratificante.