Los 50 metros cuadrados de este piso en el centro del barrio de Gracia, en Barcelona, regalaron a la autora del proyecto de reforma, Susanna Cots, unas paredes desiguales de ladrillo presentes en el espacio original que le invitaron a trabajarlas respetando su estructura y la sabiduría del tiempo. Para ello buscó la complicidad con el elemento principal de la propuesta de diseño: el color blanco. El objetivo era sencillo: dar luz, ganar amplitud y generar un lienzo en blanco de creatividad para la propietaria de este apartamento, que vive y trabaja en él.
En el volumen central del apartamento se creó una cápsula en la que aparece y desaparece una mesa para 4-5 comensales y que, además, alberga una luz para darle protagonismo al espacio fijo efímero cuando se utilice. Este volumen construye también el espacio divisorio hacia la suite, sencilla, funcional y elegante, donde se ha diseñado un cabezal pensando en la optimización del almacenaje.