Carlos Tomás, fundador de la oficina de arquitectura y diseño Estudio Reciente, asegura que este "es un proyecto especial, porque los clientes fuimos mi pareja y yo, lo que nos permitió mayores licencias a la hora de establecer la distribución y, sobre todo, el uso de los materiales y el color". Para este autoencargo se inspiró en la casa Sonneveld en Róterdam, Holanda, de los arquitectos Leendert Van Der Vlugt y Johannes Brinkman (1930), una joya del movimiento moderno, en la que el virtuosismo en el uso del color y los materiales en cada una de las estancias le tiene obsesionado desde hace tiempo. La vivienda se encuentra situada en un edificio singular de Madrid construido en 1927 por el arquitecto Luis Ferrero, ubicado en chaflán y con cinco balcones a la calle. La nueva distribución, nos dice Carlos Tomás, "tiene como objetivo dar prioridad a los espacios con una función claramente social, uniendo comedor, sala de estar y cocina en una única estancia de 45 metros que se caracteriza por ser la única cuyas paredes tienen una base neutra de color beige claro. Para el suelo se ha optado por un mortero de cal en base verde que, junto con los pilares metálicos, la cortina de separación y parte del mobiliario, consigue generar un espacio dinámico donde el color se presenta con fuerza, pero solo de manera puntual".
Destaca la integración de la cocina, muy presente aunque parcialmente oculta tras un tótem de espejo que oculta los electrodomésticos y el fregadero para que no sean visibles desde el salón. En el dormitorio, cálido y acogedor, el color es el protagonista, como lo es en el baño y en la entrada, donde se juega con las diferentes relaciones de color entre las estancias. Dice su autor que le gustaría pensar que "al igual que lo hizo en su momento la Sonneveld, esta es una casa sin complejos, que huye de la norma imperante del blanco y lo neutro como única solución a la idea actual de casa como lugar de refugio". Una oda al espíritu desinhibido.