Así como tenemos el oído acostumbrado a escuchar músicas (clásica o popular) que imitan la cadencia tumultuosa de un oleaje y la mente (que también “oye”) a reconocer prosas literarias que recrean el ritmo de un caminar rápido o moroso, también el ojo identifica –en un edificio– las curvas de la naturaleza. En el caso de Punta Majahua, el conjunto de apartamentos diseñados por Zozaya Arquitectos, en el pueblo mexicano de Troncones asomado al océano Pacífico, las líneas curvas de los muros de mampostería aluden a la fluidez de las olas del mar.
El proyecto consta de seis edificios independientes (cada uno, de cinco a ocho apartamentos), con un total de 39 residencias individuales. "Mediante el uso de curvas, intentamos imitar el oleaje del mar y también permitir la generación de volúmenes muy orgánicos, que mejoran la ventilación cruzada y la estética general de los edificios", ha señalado el estudio. La falta de ángulos rectos, además (según el análisis de los arquitectos), permite a los huéspedes un mejor disfrute de las vistas.
Por lo demás, los gruesos muros de mampostería, con sus distintos tipos de curvas, también se inspiran en la morfología de la costa de Troncones. La construcción de Punta Majahua se ha realizado mayormente con materiales tradicionales de la arquitectura local. Los suelos de mármol abujardado, con su grata frescura en climas cálidos, están decorados con vetas circulares de piedras de río. Las pérgolas de bambú sobresalen de las fachadas, creando franjas de sombra. Las residencias de la planta baja gozan de jardines con acceso exclusivo a la playa y los apartamentos de los niveles superiores tienen el privilegio de una inmensa posesión visual de un paisaje de montañas, mar y cielo.