En un idílico lugar de Alemania llamado Gerswalde, aparece, como levitando sobre el prado verde, un techo inclinado negro y una fachada de cristal sobre un pedestal de madera. Su aspecto evocalos tradicionales graneros de la zona, pero se trata de una residencia de verano contemporánea –un proyecto del arquitecto Thomas Kröger–, tocada por la magia del paisaje y de su pasado.
Quedan unos minutos de paseo, todavía, por el prado circundante y luego por el jardín para llegar al umbral de la casa. Hay tiempo para demorarse en rincones donde las hierbas silvestres han crecido a la altura de las rodillas, alrededor de los troncos de los árboles. Un mundo vegetal proliferante que satura el aire de aromas de clorofila y leña. Sobre el tocón viejo de un tronco se posa una casita para los pájaros hecha con tablitas de madera: “Bajan a beber agua”, dice una de las niñas que corretean por el jardín. Más cerca de la casa, alguien ha cortado leña y ha dejado hincada el hacha en un tronco, y una tijera de podar junto a unas ramas de roble.
Es un mundo de verdes húmedos y de madera que se corta, se apila y se prepara para arrojar a la chimenea durante las noches frías. La gran fachada de madera y cristal constituye en sí misma una especie de “panorama”, con esas tres ventanas verticales abiertas en la superficie inclinada y negra del tejado, que marcan un ritmo propio (más evocador de lo tradicional), algo distinto del plano inferior, con sus ventanales enmarcados, pero continuos.
Cristales que reflejan el atardecer y el fuego de la chimenea
Además, a esta hora del atardecer nórdico, los tres cristales del tejado reflejan las convulsiones rosadas y grises del cielo y, en la extensa línea de ventanales, se van iluminando los interiores: una lámpara, una mesa puesta para la cena, el respaldo gris de un sofá... Con la caída del sol arriban rachas de frío, pero la chimenea arde con energía delante de un largo sofá violeta que invita a un respiro de tibieza. El negro del tejado ha entrado en los interiores, tiñendo la madera del techo y el pavimento asfáltico que se prolonga por toda la casa.
La planta alargada se extiende entre el estar y el comedor, en un extremo, y una librería, en el otro. En medio, a lo largo de un pasillo acristalado, los dormitorios. La zona social alrededor de la chimenea se encuentra entre dos paredes transparentes, que reciben toda la luz de día, trasmitiendo a las superficies teñidas de negro un brillo mineral. De noche, el efecto cambia: los negros son casi la noche, y el fuego parece alimentar el voltaje de las lámparas.