De suntuosa mansión a cálido hogar

En Zúrich, una villa de los años veinte se ha convertido en el hogar de una joven familia que ha querido conservar las huellas de su pasado

Angels Manzano

Periodista especializada en decoración y diseño interior

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ARQUITECTURA 158-1.

Los paneles de madera de alerce de la decoración original se han integrado en el nuevo interiorismo.

ARQUITECTURA 158-11.

Las antiguas ventanas se han transformado en amplias cristaleras correderas que comunican directamente con la terraza. Sillas Eames Plastic Side Chair DSR, editadas por Vitra

 

ARQUITECTURA 158-16.

Lámpara Scintilla, de Livio y Piero Castiglioni para FontanaArte. Mesa, de 7Möbel.

ARQUITECTURA 158-21.

El propietario es un apasionado de la jardinería.

ARQUITECTURA 158-8.

Tumbonas Wave, diseño de Francesco Rota para la firma Paola Lenti.

ARQUITECTURA 158-6.

La terraza se ha pavimentado con madera de bankirai.

ARQUITECTURA 158-9.

La cocina comparte ambiente con el comedor. Está totalmente renovada con mobiliario integral de Boffi.

ARQUITECTURA 158-24.

Asomadas a la ventana del estudio, dos butacas LC2, de Le Corbussier, Jeanneret y Perriand, editadas por Cassina.

ARQUITECTURA 158-17.

Una obra del artista Sergio Galli, y el banco de acero inoxidable Dip, de Chris Hawker para B&B Italia.

ARQUITECTURA 158-20.

En el vestidor se ha conservado el parquet de espiga original. La butaca es una antigüedad china.

ARQUITECTURA 158-12.

Junto a la cama, la lámpara Costanza, de Paolo Rizzatto para Luceplan, y mesita, diseño de Eileen Grey, de Classicon.

ARQUITECTURA 158-19.

Los lavamanos, griferías y complementos son de Boffi.

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Lámpara Trípode, de Santa & Cole.

Antes había sido una magnífica mansión y ahora es un confortable y encantador hogar gracias a la complicidad que surgió durante el proceso de renovación entre sus nuevos propietarios, una pareja con dos niños adolescentes, y el arquitecto suizo Urs Rüfenacht, con oficina en Zurich, de cuyos abuelos heredó la casa.

Los 2.800 metros cuadrados de terreno y la solera de la casa sedujeron a primera vista a la pareja, un suizo y una calabresa, que decidieron que sería el escenario ideal para su vida familiar. Él es una apasionado de la jardinería y ha colaborado intensamente en el diseño del espléndido jardín, conservando los viejos árboles y creando macizos de arbustos y vegetación autóctona.

En la casa se ha mantenido todo aquello de valor, como los panelados de madera de alerce que abrigan el estar, el suelo de madera de roble con diseño en espiga de la planta superior o los numerosos armarios empotrados. Sí se han cambiado las antiguas ventanas, que se han transformado en amplias cristaleras correderas que comunican directamente con la terraza.

La coherencia que desprenden los interiores, amueblados con piezas de moderno diseño, se debe a que no se ha renunciado a crear un espacio confortable y eficiente, pero tampoco se han destruido los vestigios de la construcción original. La cocina se ha transformado totalmente: el mobiliario integral, de Boffi, lacado en blanco, no hace concesiones al pasado, con un diseño que prima la funcionalidad en torno a una gran isla y un frente de armarios que incorpora hornos empotrados. Como tampoco lo hacen las nuevas aberturas que se han practicado en la planta noble para asomar su interior a las vistas del jardín y diluir las fronteras entre el comedor-cocina y la nueva terraza entarimada. Aquí se respira nueva vida, por eso son los niños los que ponen la mesa.

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