La casa ideal para descansar en el campo es esta masía modernizada
El arquitecto Oliver Bultó ha inyectado nueva vida a la casa típica catalana del siglo XVII con una reforma que recupera la volumetría de la construcción original y le incorpora una visión contemporánea a través del diseño y los materiales
Oliver Bultó Sosiego Campestre 7
En un principio había una característica los volúmenes originales, rechazando las sucesivas masía catalana, ese modelo arquitectónico rural y núcleo económico que Joan Miró llevó a lo más alto del arte moderno a través de varias obras, pero sobre todo en el óleo titulado justamente La masía, que pintó en 1922. El cuadro “deconstruye” la representación de ese mundo a través de la aplicación de perspectivas distintas, de la frontalidad y la simultaneidad de los puntos de vista cubistas, con un cielo vacío (salvo el círculo del sol), y una tierra repleta de instrumentos de trabajo y animales de corral. A partir del ejemplo de esta obra de Miró podría decirse que, así como el gran pintor elaboró su visión de una masía tradicional catalana a través de la corriente artística más innovadora de su época, en el caso que nos ocupa la intervención arquitectónica es la adecuada a nuestro propio tiempo.
El proyecto de Álvaro Oliver Bultó asume, a la vez, la identidad volumétrica de la casa original, las necesidades actuales de la vida doméstica y el presente (diseños, materiales) de la arquitectura. La masía ya no es una casa de trabajo, sino un lugar para vivir disfrutando de los interiores y del paisaje. La construcción original es del siglo xvii y se encontraba en estado de abandono cuando el arquitecto se hizo cargo del proyecto.
“La reforma y puesta en valor de la masía –explica Oliver Bulto en su memoria– se centró en la recuperación de ampliaciones llevadas a cabo en el último siglo. Se mantuvieron todos los elementos originales: embocaduras de puertas y ventanas, bóvedas cerámicas, y muros monolíticos de piedra y adobe. Se introdujeron elementos y materiales nuevos como las cubiertas o la estructura de cinc del porche de verano, con un marcado carácter contemporáneo. No se quiso caer en el historicismo ni en imitaciones. Todo el entorno de la sierra de Les Gavarres es un marco privilegiado que nos hace reflexionar sobre las formas de intervención en el patrimonio que ha perdurado a lo largo de los siglos”.
Las soluciones arquitectónicas aportadas resultan respetuosas con el entorno, pero confieren una imagen actual al conjunto. Los materiales escogidos son naturales: madera baquelizada para los aleros y techos exteriores, piedra de filita para los pavimentos, revoco con pigmentos naturales y colores terrosos para la fachadas, y tejas cerámicas recuperadas para las cubiertas. En el interior, los armarios y los baños se configuran como cajas de madera independientes, como si fueran muebles en el interior de cada estancia, para que así se perciban los espacios originales de manera unitaria. El porche de cinc, con su carácter actual, es como una metáfora de la transformación –el tiempo transcurrido– del gallinero abierto de la masía de Miró a esta vivienda de matriz tradicional y poética contemporánea.