Santuario de libros, paraíso de gatos
Reforma de una vivienda de poetas vocacionales en Brooklyn, Nueva York, de BFDO Architects
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Dos amores compartidos por los propietarios, los libros y su pareja de gatos, han guiado el diseño del interior de esta casa entre medianeras en el barrio de Windsor Terrace, en el distrito de Brooklyn de Nueva York, encargado al estudio Barker Freeman Design Office (BFDO Architects).
Los clientes –él, artista y profesor; ella, administradora; ambos, poetas vocacionales– querían un lugar que aportara luz y color para albergar su extensa biblioteca y colección de arte, pero que también ofreciera espacios para explorar y ocultarse de visitas inesperadas al innato carácter curioso, y a veces esquivo, de sus compañeros felinos.
El núcleo de la vivienda es la zona de día en el nivel entresuelo, un ambiente diáfano que abarca sucesivamente, desde la fachada a la calle hasta el patio exterior, el salón, la sala de televisión, el comedor y la cocina. Un muro-librería recorre uno de los laterales de todo el espacio, ofreciendo a través de sus estantes retranqueados improvisados escalones para que los gatos puedan encaramarse a una repisa continua desde donde pueden observar. Trampillas practicadas en el techo permite a los animales acceder a los dormitorios del nivel superior. La superficie blanca es puntuada de huecos con el fondo pintado de color "pepitas de melón" (melon popsicle) de Benjamin Moore, donde se exhiben esculturas de la colección de arte de los propietarios.
En el nivel superior, el estudio ocupa la mitad posterior. En uno de los rincones se ha creado una plataforma elevada concebida como un pequeño retiro para pensar y escribir. El espacio se ha cerrado con tablillas de madera recicladas de la casa original dispuestas de modo irregular. Otros materiales reciclados fueron las puertas de madera, el suelo de pino y un aparador de madera antiguo que se insertó en el muro-librería.
En el nivel inferior, por debajo de la calle, se ha creado una zona "libre de gatos" para los invitados, con un espacio de trabajo y la suite. Columnas de color amarillo, un banco de madera verde y estantes en nichos pintados también de color pepitas de melón conectan esta zona con el resto de la casa y le aportan una nota vital y acogedora.