Pocos pisos como éste verás en el barcelonés barrio de el Raval

Con mucha valentía, la reforma de este apartamento en el Raval de Barcelona por PMAA alcanza una elegante solución respetando antiguas bóvedas

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Apartamento en el Raval, por PMAA Arquitectura.

Los techos abovedados establecen un paralelismo formal con las arcadas de la fachada y las particiones interiores

Apartamento en el Raval, por PMAA Arquitectura.

La repetición de esta geometría en los muros de carga consecutivos y divisorios da como resultado un espacio único que conserva mentalmente los límites originales.

Apartamento en el Raval, por PMAA Arquitectura.

Entorno a la estructura, los usos desbordan los límites físicos, en algunos casos rodeándola, como es el caso de la composición del sofá y los pufs en el salón.

Apartamento en el Raval, por PMAA Arquitectura.

El suelo es de baldosas de Cerámica Cumella.

Apartamento en el Raval, por PMAA Arquitectura.

La cocina, de estética industrial, es un diseño de los arquitectos.

Apartamento en el Raval, por PMAA Arquitectura.

El sofá, la bañera, la habitación, la ducha y el vestidor encuentran su sitio sobre un mullido tapiz verde que tiene continuidad en el suelo embaldosado.

Apartamento en el Raval, por PMAA Arquitectura.

La fachada posterior porticada sirve para dotar de una estructura lógica al proyecto.

Apartamento en el Raval, por PMAA Arquitectura.

Lámpara Parentesi, un diseño de Achille Castiglioni y Pio Manzù de 1971 que edita Flos.

Apartamento en el Raval, por PMAA Arquitectura.

Las superficies espejadas multiplican el efecto espacial del baño.

Apartamento en el Raval, por PMAA Arquitectura.

La grifería del lavamanos es del fabricante Vola.

Una secuencia de particiones abovedadas separa los espacios de este apartamento de superficies blancas del barrio del Raval en Barcelona, ​​reformado por el estudio de arquitectura PMAA. Ubicado en la última planta de un edificio residencial, se accede a él por el centro a una planta estrangulada por un patio que divide la vivienda en dos espacios separados, que en conjunto suman 99 metros cuadrados. El primero es una habitación volcada a la calle; el segundo, un espacio cuatro veces mayor dividido por una serie de muros paralelos fruto de una rehabilitación estructural.

La fachada posterior porticada sirve para dotar de una estructura lógica al proyecto. La repetición de esta geometría en los muros de carga consecutivos y divisorios da como resultado un espacio único que conserva mentalmente los límites originales. Entorno a la estructura, los usos desbordan los límites físicos, en algunos casos rodeándola y en otros tropezando. El sofá, la bañera, la habitación, la ducha y el vestidor encuentran su sitio sobre un mullido tapiz verde, al que acompaña una profusión de plantas tropicales.

Un volumen de espejo articula las dos zonas. El espejo convierte en infinita la intimidad del baño; el baño se convierte en íntimo en la infinidad del reflejo. Las superficies metálicas provocan los destellos, al igual que el mobiliario de la cocina. La habitación volcada a la calle se transforma a través de una mesa en el espacio público de la casa. Los elementos móviles permiten que cocinar, comer, estar y recibir tengan sitio alrededor de esta. La luz llega tamizada y se revuelve con los reflejos, recreando una atmósfera propia de un cálido otoño mediterráneo.

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