Una reforma con inyección extra de calidez y personalidad
El estudio de interiorismo Jamie Bush + Co ha convertido una vivienda estéril en un hogar con carisma y vivacidad en una fusión de estilos, diseños personalizados y obras de arte..
Inspirado por el color, la naturaleza y las texturas orgánicas, el diseñador de interiores Jamie Bush ha reacondicionado una antigua construcción de los años 60 para dotarle de una dosis extra de calidez. La vivienda, situada en el barrio de Tony River Oaks, en Houston (EE UU), fue diseñada en 1963 por el arquitecto Harwood Taylor del estudio Neuhaus & Taylor. Restaurada y renovada en 2014 por Murphy Mears Architects, poco tiempo despues, los propietarios, una pareja con dos hijas, le encargaron a Bush vestir los interiores y dotarlos de un estilo modernisma. El objetivo estaba en traer el calor del exterior al interior a partir de una yuxtaposición de materiles, texturas y diseños personalizados.
Con un exterior de ladrillos cálidos y abigarrados, columnata envolvente y habitaciones que dan a un frondoso patio central, la intervención de Bush ha contribuido a maximizar la experiencia que el arquitecto de la vivienda imaginó en su construcción. En este sentido, la propia entrada, así como el pasillo que conecta con el dormitorio principal y el resto de las zonas comunes, se convierte en un galería de arte. En ella, pinturas, esculturas y dibujos de una variedad de artistas, incluyendo al propio Bush, se dan cabida, enfatizando los puntos focales con una original combinación de papeles pintados.
La vivienda cuenta con una amplia sala de estar, donde los sofás semicirculares combinan con acierto con la espectacular librería de roble americano, diseño del propio Bush, y los destellos del trío de mesas de latón. Próxima a ella está la cocina, con una distribución en isla, abierta a grandes cerramientos acristalados y la propio comedor. Si bien la cocina mantiene un aspecto austero, en tonos blancos, el comedor contiguo es mucho más extravagante: con fotografías de Jill Greenberg que representan un mono y un oso, y un mobiliario y complementos en acabado negro y azul cobalto. Para la zona de estudio, Bush ha evitado emplear un escritorio convencional, y en su lugar ha optado por una mesa redonda de ébano con conexiones ocultas para la electrónica. La estancia se acompaña de un sofá rojo curvo y de una alfombra de estilo marroquí. Finalmente, en el dormitorio, una elegante rama de bronce fundido justo encima del cabecero de la cama añade textura al interior y lo acerca al exterior.