Paredes de ladrillo y suelo de terrazo bailan juntos en este piso en el barrio de moda de São Paulo

El túnel de entrada en madera Pau Ferro pretende orientar e intensificar la experiencia sensorial de quienes entran desde el pasillo oscuro y desembocan en los espacios llenos de luz.

La elección de los materiales ha sido muy precisa para reforzar la identidad cohesiva. Los colores también han sido cuidadosamente elegidos para proporcionar un ambiente de calma. 

Las paredes del piso son de ladrillo pintado de blanco, dándole un toque industrial y cálido al mismo tiempo. Detrás de estas paredes texturizadas se esconden áreas de almacenamiento y también puertas. 

Junto al suelo de terrazo, el techo de rejilla metálica es un elemento que unifica todas las habitaciones de la casa que se presenta como una capa adicional de texturas, dando ritmo a todo el conjunto.  

La elección del blanco para pintar las paredes hace que el espacio se perciba mayor. La rugosidad de los ladrillos proporciona textura a todo el apartamento. 

El diseño mezcla piezas brasileñas modernas con iconos internacionales. También encontramos algunos artículos anónimos, que los integrantes del estudio han rescatado de algún mercadillo y restaurado después. 

El baño cuenta con una pieza de mármol blanco que actúa como lavamanos. Se ha optado por un grifo muy discreto para dar todo el protagonismo a las texturas: la del mármol, la de las paredes y la del techo, que parecen formar un lienzo. 

Los tiradores, los interruptores, los grifos e incluso las ventanas son un diseño de Atelier PECLAT + CHOW y han sido realizados por productores de la zona. 

El arte salpica los espacios de la casa, ya sea en forma de cuadro o de escultura. Piezas de cerámica, metálicas..., en tonos neutros contribuyen a crear un paisaje armónico. 

La cocina queda integrada en el piso gracias a una repisa de mármol blanco, igual que las paredes, y armarios con las puertas negras (igual que los marcos de las ventanas). Las formas redondeadas de la mesa, así como la elección de la madera para las sillas, aportan la nota cálida. 

Uno de los lugares más especiales de la casa es este tocador, situado en un espacio robado al dormitorio. Sentados en esta acolchada silla blanca, los propietarios desconectan y se dedican al ritual de la belleza, con la complicidad de un espejo apaisado. 

La gama de grises colorea este escondite en el salón. Atención a la luz que ilumina esta zona: la mínima expresión de una lámpara, situada en el techo.