Situado en un bonito edificio de principios del siglo XX, este piso con decoración nórdica es pura luz. Los 137 metros cuadrados del piso discurren a través de paredes redondeadas que proporcionan una ambiente dinámico y acogedor.
Las decoración de los interiores, en habitaciones como el salón o el comedor, se ha hecho comunicándolos a través de grandes puertas que permiten crear espacios más íntimos o más sociales, según cada momento.
Las molduras visten algunas de las paredes y proporcionan un look contemporáneo pero con raíces en la tradición. Algunas texturas raw en mesas o puertas, hacen que el espacio resulte más vivido.