El lugar: el barrio Presnya, en Moscú. El escenario: un apartamento de 170 metros, en un edificio nuevo. Los habitantes: una pareja con dos hijos, un gato y un perro. La autora: la joven arquitecta e interiorista Alexandra Potapova, fundadora del Workshop Studio. El argumento, según la autora del proyecto: "Crear un apartamento con espíritu atemporal, espacios modernos y cómodos que los clientes pudieran adaptar a lo largo de su vida". El piso moscovita está compuesto por un vestíbulo de entrada, un dormitorio con baño para invitados, una sala de estar con cocina abierta, una habitación infantil con baño, un lavadero y una suite principal con dos vestidores. Espacios que han recibido una batería de recursos de cuño nórdico para la creación de una atmósfera acogedora, con un tratamiento de texturas y formas curvas y una paleta de verdes musgosos y grises, en busca siempre de equilibrio visual y armonía ambiental: "He pensado hasta el último centímetro cuadrado", dice Potapova. Y hasta el último objeto, el último mueble. Un sillón Little Petra, iluminación de Apparatus Studio, una chimenea de azulejos y la mesa de centro diseñadas por ella misma... Y una pieza especial: los estantes que se extienden a lo largo de una de las paredes y se convierten en un escritorio: "La idea era construir un artículo multifuncional que pudiera usarse para distintos propósitos", explica.