Un pequeño piso reformado por Crü Arquitectes

El estudio de arquitectura CRÜ logra que lo aparentemente sencillo resulte innovador en la reforma de esta vivienda situada en el centro histórico de Barcelona

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Balcón exterior desde salón, Barcelona, barrio gótico, cerramientos de madera. La vivienda se encuentra en un edificio catalogado que condicionó el proyecto potenciando su valor esencial a partir de unas mínimas actuaciones.

La vivienda se encuentra en un edificio catalogado que condicionó el proyecto potenciando su valor esencial a partir de unas mínimas actuaciones.

Salón y comedor, puertas con acceso a dormitorios, espacio diáfano, techo con volta catalana. El comedor se enmarca entre las dos puertas correderas que dan acceso a uno de los tres dormitorios con los que cuenta la vivienda. Goza de una gran entrada de luz natural procedente de los tres balcones que se abren a la calle.

El comedor se enmarca entre las dos puertas correderas que dan acceso a uno de los tres dormitorios con los que cuenta la vivienda. Goza de una gran entrada de luz natural procedente de los tres balcones que se abren a la calle.

Sala de estar diáfana, sofá blanco, butaca blanca, mesita auxiliar de madera. Piezas etéreas visten el amplio salón, en sintonía con el binomio madera y blanco que impera en el proyecto, Comparte espacio con el comedor en medio de una estructura totalmente despejada de artificios.

Piezas etéreas visten el amplio salón, en sintonía con el binomio madera y blanco que impera en el proyecto, Comparte espacio con el comedor en medio de una estructura totalmente despejada de artificios.

Balcón abierto, pared ladrillo visto, techo con volta catalana. La vivienda cuenta con tres balcones que asoman al casco histórico de Barcelona, uno de ellos situado en el dormitorio continuo al comedor, provisto de gran claridad gracias a su dominante color blanco solo interrumpido en techos y suelos.

La vivienda cuenta con tres balcones que asoman al casco histórico de Barcelona, uno de ellos situado en el dormitorio continuo al comedor, provisto de gran claridad gracias a su dominante color blanco solo interrumpido en techos y suelos.

Cocina en línea, muro divisor ladrillo vista, volta catalana, zona salón. La cocina se separa visualmente del salón a través de un tabique abierto permitiendo la entrada de luz natural. La iluminación de la estancia se refuerza con luminarias tipo aplique formadas por portalámparas de PVC blanco y bombillas de LED.

La cocina se separa visualmente del salón a través de un tabique abierto permitiendo la entrada de luz natural. La iluminación de la estancia se refuerza con luminarias tipo aplique formadas por portalámparas de PVC blanco y bombillas de LED.

Cocina blanca en línea, zona de fuego en acero, encimera mármol. La cocina abierta ocupa una posición central en el proyecto llevado a cabo por el estudio de arquitectura CRÜ. Dominantemente blanca, se organiza en forma de L entorno a un cuarto de baño continuo.

La cocina abierta ocupa una posición central en el proyecto llevado a cabo por el estudio de arquitectura CRÜ. Dominantemente blanca, se organiza en forma de L entorno a un cuarto de baño continuo.

Baño, ducha de obra, lavamanos encastrado en encimera, gresite naranja. Toques de color naranja tiñen los baños de la casa jugando con un doble criterio: estético y funcional. Se levantó la zona de sanitarios y ducha para pasar las instalaciones de saneamiento y lograr un efecto singular y atractivo.

Toques de color naranja tiñen los baños de la casa jugando con un doble criterio: estético y funcional. Se levantó la zona de sanitarios y ducha para pasar las instalaciones de saneamiento y lograr un efecto singular y atractivo.

Cocina blanca, abierta, techo volta catalana, suelo de madera. El proyecto cuenta con dos planos claramente definidos. Por un lado está el horizontal, que aporta calidez a base de suelos de madera y techos de bóveda catalana; y por el otro las superficies verticales, que brindan neutralidad a base de acabados en blanco.

El proyecto cuenta con dos planos claramente definidos. Por un lado está el horizontal, que aporta calidez a base de suelos de madera y techos de bóveda catalana; y por el otro las superficies verticales, que brindan neutralidad a base de acabados en blanco.

Dormitorio, estante a medida de mármol, mesita negra, lámpara de sobremesa negra. En el dormitorio (casi) todo parece apostarse al blanco, a excepción de la mesita auxiliar y la luminaria de sobremesa que ponen el contrapunto en negro. Se ha habituado un estante de obra hecho de mármol blanco.

En el dormitorio (casi) todo parece apostarse al blanco, a excepción de la mesita auxiliar y la luminaria de sobremesa que ponen el contrapunto en negro. Se ha habituado un estante de obra hecho de mármol blanco.

Dormitorio, ventana exterior, vegetación interior, techo con volta catalana. El dormitorio actúa como un lienzo en blanco donde el foco parece dirigirse hacia el techo donde se ha recuperado la tradicional y sugerente bóveda catalana.

El dormitorio actúa como un lienzo en blanco donde el foco parece dirigirse hacia el techo donde se ha recuperado la tradicional y sugerente bóveda catalana.

En pleno casco histórico de Barcelona se ubica La Ramona, uno de los últimos proyecto del estudio de arquitectura CRÜ. Con Joan Astallé, Clàudia Raurell y Marc Peiró como artífices de la obra, esta partía con una configuración de oficina y un claro condicionante que era la propia ubicación de la vivienda en un edificio catalogado. Ese contexto hizo que los autores apostaran por recuperar la naturaleza propia de la finca dejando a la vista los elementos estructurales que dan carácter y personalidad al piso. Se derribaron particiones y se establecieron nuevos divisiones para dar respuesta a las necesidades de la propiedad, dando cabida en sus 120 m2 de superficie a tres habitaciones, dos baños, cocina, salón y comedor.

El proyecto se materializa a partir del solapamiento de dos planos: si bien las superficies horizontales aportan calidez, ya sea a través del entrevigado cerámico en el techo y el entarimado de madera, los planos verticales ofrecen neutralidad a través de los acabados blancos, únicamente interrumpidos por las puertas de aglomerado visto.Es justo en este escenario tan puro, dominado por el color blanco, donde cobran protagonismo las diferentes texturas, desde la más rugosa de los ladrillos vistos de las paredes hasta las más fina del mobiliario de cocina. Todo ello en un juego de volúmenes y espacios diáfanos donde la herencia del pasado, como es el caso de la bóveda catalana, convive en armonía con la innovación y funcionalidad del presente.

La cocina cobra un papel clave en este proyecto. A ella se accede tras cruzar la puerta de entrada y actúa como eje central del resto de la vivienda. Si bien se emplaza en un espacio diáfano, su presencia queda velada gracias al tabique abierto que la separa del salón y comedor. Una solución que le permite mantiene cierta privacidad a la vez que beneficia de la entrada de luz natural procedente del exterior. Su disposición en forma de L delimita un baño, oculto tras ella, en el que se rompe el austero binomio blanco y madera para dar paso a un extra de color. El salón y el comedor comparten un mismo espacio, amplio, luminoso y con dos balcones que asoman al casco antiguo de la Ciudad Condal. Tras el comedor, dos puertas correderas conectan con una habitación doble que también dispone de balcón. El resto de habitaciones quedan en el otro extremo de la vivienda, tras la cocina, y manteniendo el mismo criterio estético y funcional que el conjunto restante de la casa. Con este proyecto, el estudio CRÜ logra que lo aparentemente sereno y sencillo resulte rompedor partiendo de una esencia pura y tradicional y convirtiéndola en algo atractivo y funcional.

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