Arcos, alfombras, azulejos, murales pintados. Son algunos de los elementos que podrían simbolizar el espíritu que alienta en la reforma de este piso situado en el barrio modernista de Barcelona. También podrían resumirla el concepto de espacio y el cromatismo en verde y gris. El arquitecto interiorista Georg Kayser ha proyectado la renovación del piso con la complicidad de la propietaria. Alex Garro –fundadora de la marca de cosmética natural del mismo nombre–, fascinada con los murales originales que representan un paisaje entre clásico y surrealista, a lo Giorgio de Chirico. La nueva distribución ha conservado la arquitectura original, modificándola en beneficio de una distribución más eficaz para la configuración de un escenario contemporáneo. Ahora, la cocina se ha convertido en el centro de la vivienda. Además, dos espacios se han unido en un gran salón y se ha prescindido de un entresuelo para dotar de doble altura al baño principal y un techo curvado para que dialogue con los arcos.
Las paredes acabadas en yeso natural proporcionan una envoltura suave e irregular. Los azulejos fueron en parte restaurados y, donde no ha sido posible, la madera de roble cubre el resto de los suelos. También la isla de la cocina (diseñada por el arquitecto) es de roble oscurecido, con la encimera de granito y detalles de latón. Los motivos decorativos de las alfombras de Marruecos, de las baldosas verdes de Antoni Gaudí y de los murales paisajísticos, junto con las texturas y las tonalidades verdosas y grises y el efecto óptico de los arcos, las cornisas, los ventanales y las puertas de cuarterones favorecen en estos generosos espacios la difusión de una atmósfera elegante, acogedora y metafísica, en diálogo vivaz entre lo antiguo y lo nuevo. "Diseñamos el espacio para crear un diálogo vivo entre el pasado y el presente", dice Geog Kayser.