Cuando llegaron a este piso en pleno barrio de Chamberí de Madrid el estudio de arquitectura y diseño Martín Peláez se encontraron todas las carpinterías pintadas en color azul. Los propios vecinos les explicaron que era algo típico de la finca, una corrala tradicional de Madrid, pero que se había ido perdiendo con los años. Estaba claro: el azul seria el gran protagonista de la reforma de esta casa en la que las particiones de vidrio sería otro de sus grandes recursos.
Según explican desde el estudio, fundado por Francisco Peláez, la vivienda, que bautizaron como Azul Vidrio, cuenta con unos 40 metros cuadrados y en la reforma se respetó su estructura original, manteniendo los dos muros de carga y sus huecos de paso existentes mientras el espacio restante se dividió mediante bloques de vidrio. "Se busca una dualidad entre dos mundos. Lo antiguo, masivo y opaco. Lo nuevo, ligero y permeable", señalan desde el estudio. A pesar de su reducido tamaño el piso alberga dos dormitorios, un baño completo y un espacio interconectado de salón, comedor y cocina.
El vidrio sirve para realizar las particiones interiores, aunque con bloques de diferentes grados de opacidad, jugando con efectos transparentes y translúcidos, tanto en brillo como mate. De este modo, se aporta privacidad visual a los espacios de baño y dormitorio principal pero permite el paso de la luz desde la calle. Además, en el dormitorio principal unas grandes cortinas opacas sirven para evitar que entre la luz.
En los suelos de la vivienda se ha recuperado la baldosa hidráulica color burdeos de la zona de salón, "creando un efecto alfombra que deja entrever parte del pasado de la casa y aporta identidad al espacio". Además, en la cocina se ha diseñado un mueble de aire contemporáneo y de formas geométricas creando un elemento con forma de escalera que además de funcionar como elemento llamativo, sirve como armario y estantería. "Los volúmenes de almacenaje, tanto de armario como de cocina, se adosan a los muros medianeros y se plantean también en azul, aportando a todos los espacios un momento visual gráfico y divertido", señalan desde el estudio.
En cuanto al mobiliario, desde el estudio lo definen como "puramente espontáneo". Así, unas mesitas de noche hechas de dos bloques de hormigón se mezclan con una mesa de comedor elaborada con un tablero de pino con ruedas o con una mesa de centro en un espejo que levita sobre una base de ladrillo. Por su parte, el sofá está hecho de módulos de espuma tapizada apoyados sobre el suelo casi como un colchón japonés mientras el segundo dormitorio está pensado para usarse bien como dormitorio secundario, espacio de despacho o sala de juegos. Un mobiliario original para una casa que, de manera contemporánea, bebe de su pasado.