Nos colamos en el interior del estudio de arquitectura de NUA
En unos privilegiados bajos con vistas al mar, el estudio NUA Arquitectures libera de artificios su lugar de trabajo para llenarlo de luz y pureza, haciendo de lo simple algo refinado
Pocos bajos de una gran ciudad pueden presumir de vistas al Mediterráneo como las que disfruta el equipo de NUA Artuitectures desde su lugar de trabajo, en Tarragona. El motivo es la particular orografía de la ciudad del esplendor romano, situada sobre una colina de unos 80 m sobre el nivel del mar. Partiendo de esa premisa, la voluntad de los arquitectos Arnau Tiñena, Maria Rius y Ferran Tiñena, creadores del proyecto, fue desnudar, abrir y habitar el espacio. Se trataba de recuperar el espíritu original de un local de 32 m2, situado en la casa Antoni Rosell Fortuny, obra del arquitecto Francesc de Paula Morera Gatell en 1931, enfrente del Balcón del Mediterraneo.
Tras una primera actuación realizada por Joan Tous Arquitectes, la reforma del estudio de NUA Arquitectures ha logrado transformar un antiguo almacén en un lugar de trabajo amplio y luminoso. Y para ello se ha buscado potenciar nuevas conexiones tanto visuales como físicas. Con la voluntad de favorecer el contacto con el mar, la relación interior y exterior se ha alterado. Los autores del proyecto han apostado por suprimir las divisiones que tapiaban los arcos transversales y han generado un único espacio diáfano que conecta visualmente el estudio con el espacio común de acceso y con el espacio público exterior abriendo una nueva gran ventana con marcos de madera.
Al natural y sin artificios, el estudio respira autenticidad inmerso en un sistema de arcos y bóvedas que lo estructuran y ordenan. En esta línea, se han repicado ciertas partes de los muros y el forjado para recuperar la materialidad constructiva original del edificio, dejándolos respirar y evitando su posible deterioro a causa de la humedad. Para acrecentar la luminosidad del espacio, se han pintado ciertas zonas en blanco, aunque se han dejado pequeños fragmentos al natural para dotar al conjunto de carácter y singularidad.
El equipamiento y la personalización del estudio se basa en diferentes piezas de mobiliario de madera de pino, hechas a medida, que se adaptan a los espacios disponibles. Envueltas en un manto níveo y puro, con pinceladas de obra vista que recuerdan la naturaleza del local, las piezas definen y especializan los distintos ámbitos del estudio.