El apartamento de Jose, un joven médico de urgencias, y su bulldog, de nombre Albóndiga, rompe con los estándares convencionales en una original rehabilitación que apuesta por una nueva configuración tipológica y en la que no falta detalle, incluido un huerto urbano. El estudio Husos Architects, con sede en Madrid, ha sido el responsable de optimizar los 46 m2 de superficie de este apartamento, y lo ha hecho abriendo toda la planta, anteriormente bloqueada por varias paredes interiores, y así favorecer la ventilación cruzada gracias a su doble orientación este-oeste. La redistribución del espacio ha generado una amplia zona abierta donde se dan cabida cocina, comedor y sala de estar. A su vez, las paredes, los armarios y los suelos están hechos de una combinación de tableros contrachapados y piezas de madera de pino, realizados a medida en un taller de carpintería y ensambladas in situ.
Distribuido en una franja de 1,5 metros de ancho a lo largo todo el lado sur del apartamento se encuentra el dormitorio, un vestidor, una zona de almacenaje y un cubículo o cápsula multiusos que funciona tanto como zona de lectura, como espacio para recibir a los huéspedes que puedan pernoctar. Asimismo, teniendo en cuenta los patrones de sueño del propietario, con un horario dispar y turnos de noche, se optó por habilitar este singular enclave como una alternativa al dormitorio para echarse una siesta. El cubículo, además, haces las veces de periscopio, puesto que cuenta con una serie de espejos que permite ver el exterior de la calle incluso estando de espaldas a ella. Una vez cerrado, el espacio interior queda totalmente privado, mientras que de cara al exterior la puerta funciona como una gran pantalla para la proyección de películas y series.
El apartamento, situado en un bloque de pisos de los años 60 en el barrio madrileño de Acacias, asoma hacia un patio interior, a modo de corrala. Esta tipología de construcción tradicional, característica de la capital, se basa en apartamentos de reducidas dimensiones, con acceso a través de pasillos abiertos y dispuestos alrededor de un gran patio central. Justo en el patio que da a la corrala se emplaza un huerto vertical que contribuye activamente a la refrigeración pasiva del apartamento. La vegetación ayuda a evitar el sobrecalentamiento de la vivienda en verano y funciona como colchón térmico, enfriando el interior y evitando el uso de aire acondicionado en una ciudad como Madrid, que sufre jornadas muy calurosas en verano.