Una reforma moderna a una casa de estilo retro
Con los dorados años 20 como referencia, el estudio Regan Baker Design proyecta la reforma de esta vivienda donde el diseño escandinavo, el color azul y una sugerente colección de arte fotográfico visten un interior de marcado carácter
En una originaria construcción de los años 20, el estudio de interiorismo Regan Baker Design ha llevado a cabo un original proyecto en el que ha sabido combinar con ingenio elementos clásicos y de estilo retro con piezas modernas y soluciones de vanguardia. Situada en la ciudad de San Francisco, concretamente en el pintoresco barrio de Sea Cliff, la vivienda logra ser un claro reflejo de la personalidad de sus propietarios, donde se dan cabido contrastes audaces de colores, estilos y formas y donde tiene un especial protagonismo una colección de arte fotográfico muy cuidada entre la que destacan obras de los artistas holandeses Anouk van Kalmthout y Robin de Puy. Junto a estas, una serie de reliquias familiares estratégicamente colocadas por las diferentes estancias proyectan la fuerza y el legado familiar adquirido por los propietarios a lo largo de generaciones.
La labor de Regan Baker por fusionar la mezcla de gustos de la pareja de propietarios ha sido clave en la reforma llevada a cabo. Si bien uno se decanta por la estética moderna, la geometría y los colores primarios, el otro es más partidario del empleo de piezas antiguas y retro, con la sofisticación propia de Hermes. El resultado es un proyecto de ricos contrastes en una simbiosis de estilos donde se dan cabida desde molduras a chimeneas a pared, todo ello bajo una redefinición actual, transgresora y con un claro efecto evocador.
De la estructura original se han tirado algunas paredes para liberar espacio y hacer de la cocina una estancia abierta al comedor y a la sala de estar con vistas a un frondoso patio trasero. Tras una completa restauración, se ha mantenido la elegante escalera de caracol original. Para maximizar la luz natural en la planta principal, se ha elevó la altura de todas las puertas francesas orientadas al sur. Por su parte, el ascensor de la vivienda ha experimentado un giro de funciones al convertirse en un original mueble bar que se acompaña de un carrito de metal con ruedas y un mural personalizado empotrado de Caroline Lizarraga. Para el exterior, los propietarios optaron por envolver el espacio de rica y densa vegetación e incorporar un huerto para disfrutar en familia de las tareas de cuidado y recolección. En él pueden encontrarse desde limoneros hasta plantas de fresas, albahaca, cebollino y menta. Un verdadero festival de sabores y olores que ponen la guinda a un proyecto con mucho arte y singularidad.