Desde esta casa se puede escuchar y oler el mar que baña las playas de Menorca

El estudio Ábaton rinde tributo al luminoso paisaje de Menorca en esta casa con acabados a la cal, tonos terrosos, materiales naturales e inmensas aberturas al Mediterráneo

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Salon con vistas y alfombra de fibras naturales

Al fondo, a la derecha, la lámpara FAD, diseñada por Miguel Milá en 1973 para Santa & Cole. Sobre la repisa de madera, la lámpara Taccia, de Achille & Pier Giacomo Castiglioni para Flos. En primer término, las butacas CH25, de Hans J. Wegner para Carl Hansen & Søn.

Entrada a la casa con palmeras

El acceso principal es opaco para asegurar privacidad y, también, sorpresa al entrar en el interior. El paisajismo es de Nacho Lechón, de Ábaton, quien para reforzar la imagen costera optó por un grupo de resistentes palmeras Syagrus romazoffiana en el camino de acceso.

Comedor exterior con vistas a la piscina y al mar

En el comedor exterior, con vistas al mar, la mesa y los bancos se han hecho a medida con madera reciclada. La pérgola se ha fabricado con fibra natural, al igual que la lámpara, realizada a medida por Pont de Querós. En el suelo, piedra natural de Cenia.

Piscina con vistas al mar

La impresionante piscina desbordante, cuya lámina de agua parece que se prolonga en la superficie del mar, se ha construido con hormigón armado y vuela sobre la roca. Su interior se ha acabado del mismo color arena que la piedra natural de Cenia de la terraza. La hamaca y el taburete son de la colección Milton, de Unopiù.

Cocina comedor abierto al exterior

Las puertas son de madera de castaño, con un acabado que armoniza con el tono arena del solado. La carpintería de aluminio es de Panoramah. El mobiliario de la cocina es recuperado, encontrado en diversas tiendas. La lámpara de suspensión es la M68, de Miguel Milá para Santa & Cole.

Dormitorio con literas de madera hechas a medida

Las literas del dormitorio infantil son un diseño a medida de Ábaton, están hechas de obra y acabadas con mortex color tierra. Las escaleras, las camas extraíbles y las barandillas son de madera. 

Comedor con muebles de madera y tapicería blanca

El mobiliario de exterior, de madera de teca, es de la colección Chelsea, de Unopiù. En el suelo, las lámparas Ambient Lantern, diseñadas por Povl Eskildsen para Gloster. Los muros exteriores están acabados inspirándose en los antiguos trabajos a la cal de la isla.

Aseo con paredes de madera

En el aseo se ha abierto un lucernario que permite su iluminación natural. Se ha construido un mueble de madera de roble a medida sobre el que descansa el lavabo exento, de piedra oriental tallada. El espejo está retroiluminado.

Baño con paredes de cemento pulido

El baño, con una ventana panorámica que permite las vistas del mar, se ha realizado de obra con acabado de mortex. En la pared de la ducha se ha abierto una hornacina. Las griferías de la ducha y la bañera son modelos del fabricante Icónico.

Dormitorio con vistas y paredes de madera

En el dormitorio principal, la ventana panorámica ofrece espléndidas vistas. Una de las paredes y el techo son de madera estructural vista. La cama se ha vestido con tejidos de la firma Rabadán. Butaca Butterffly, diseñada en 1938 por Bonet, Kurchan y Ferrari-Hardoy.

Fachada de una casa con terraza

En las fachadas se han abierto grandes ventanales, buscando carpinterías de máxima apertura y mínima perfilería que asegurasen el mayor grado de visión posible, lo que ha facilitado el fabricante Panoramah. Se han vinculado los espacios al máximo y se ha tratado de romper los límites físicos entre interior y exterior.

Grandes ventanales, con apertura máxima y perfilería mínima, nos muestran –desde el salón, el comedor, el dormitorio principal, el baño –sucesivos encuadres de las arenas soleadas y el mar de Menorca. El pintor paisajístico que parece haber ideado estas vistas se recrea enfocando, desde el dormitorio, en diagonal, un pino mediterráneo que, desde el baño, es captado en línea recta con la bañera. El proyecto de Ábaton manifiesta una perfecta sintonía entre la arquitectura y el paisaje. Sintonía, también, entre las formas y los materiales. La orografía escarpada de la isla determina, en parte, la figura arquitectónica de esta casa vacacional de tres plantas que habita una familia con tres hijos, compartida a menudo con amigos. El acabado exterior se inspira en los antiguos trabajos a la cal característicos de la isla y los muros de mampostería de piedra buscan asemejarse a las típicas terrazas agrícolas. En el interior, el revestimiento continuo en tonos tierra de los solados crea una sensación de fluida sencillez, además de proporcionar funcionalidad en espacios muy transitados durante el verano. La sensación de fluidez se perfecciona a través de los materiales naturales, en tonos neutros, desde la presencia de la madera en la estructura vista, que es el sistema constructivo escogido para maximizar la eficiencia energética de la casa y acortar los tiempos de construcción. La distribución vincula al máximo los espacios y rompe los límites entre el interior y el exterior, con excepción de la entrada principal, que ampara la privacidad. En la planta alta, la piscina infinita vuela sobre el mar y la cocina se desdobla, quedando una totalmente resguardada y la otra bajo una pérgola artesanal de fibras naturales. El salón está dividido en dos zonas, diferenciadas por un desnivel en forjado y separadas por la chimenea y sus leñeras, que singularizan el límite entre ambas. La mirada se pasea plácidamente en los interiores blancos, abundantes en madera, y se proyecta eufóricamente –a través de los ventanales– hacia la playa dorada y el mar tornasolado. El amueblamiento corrió a cargo de la interiorista Laura Muñoz.

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