Arijiju es un magnífico ejemplo de esos destinos de vacaciones que piensan también en el planeta y no solo en el mero ocio. Michael Dyer, propietario de este antiguo rancho, quiso contribuir a la protección de la población de rinoceronte negro que fue relocalizada en Borana desde la vecina reserva de Lewa y el parque nacional Nakuru para evitar la plaga de la caza furtiva. Para ayudar a recaudar dinero, cedió parte del terreno para la construcción de esta vivienda privada que cuando no está habitada por el cliente puede alquilarse. En lugar de apostar por la típica construcción tradicional de choza, los arquitectos Michaelis Boyd Associates recibieron el encargo de proyectar un diseño que mezclara el gusto europeo y africano, algo muy diferente de los albergues que hay en esta parte de Kenia. Los edificios que forman el conjunto se construyeron con materiales locales: roca meru de una cantera cercana para los muros, madera de grevillea para las vigas del techo y las pérgolas, y hierba en las cubiertas planas para fusionar la arquitectura con el entorno.