La casa Dawnridge busca reconciliar al individuo con el entorno. Y al revés. Ubicada en un suburbio de Silicon Valley, dialoga con el entorno de una forma sutil y respetuosa. Junto a un arroyo y protegida bajo la sombra de los robles, se integra gracias a una selección de materiales y a una paleta cromática en sintonía con la naturaleza. El hormigón y el vidrio se combinan de forma magistral, mientras que una pantalla de cedro de listones protege y deja pasar la luz y el aire al mismo tiempo. En el interior, los espacios son diáfanos. Y la transición entre unos y otros se realiza de forma natural, como en el mismo bosque.