Como indican los autores de este proyecto, el estudio RGB Arquitectos, la forma de descubrir la casa es muy particular, puesto que aparece, literalmente, después de una curva muy cerrada, como si la parcela se te echase encima. Esa sensación marcó la idea de que la casa debía acompañar la manera de descubrirla, además de tratar de evitar que se presentara como un elemento robusto y muy másico. Esto, junto con que la posible dimensión de la fachada de la vivienda se acercaba a los 47 metros lineales, convenció a los arquitectos para tratar la forma de la vivienda de una manera muy sinuosa, como una curva.
En realidad, las tres plantas de la casa, (la planta sótano, que hace las veces de acceso y de garaje junto con otros usos complementarios; la planta baja, que alberga la zona de dormitorios de las hijas y de invitados, junto con el gimnasio y la zona de spa, y la primera planta, que contiene la pieza de día, la piscina y el dormitorio principal), son perfectamente rectangulares, sin ningún tipo de forma que pueda restar funcionalidad a los espacios habitables. Son las cubiertas exteriores las que asumen el papel de romper con la ortogonalidad, de conferir al conjunto la sinuosidad y el dinamismo que se buscaba.
La forma de la casa y los importantes vuelos de las terrazas permite que el acceso desde que se entra a la parcela se convierta en una experiencia gradual, puesto que se pasa de estar completamente al exterior a que la propia vivienda acoja y cubra con esos vuelos, hasta llegar a la entrada principal de la casa, consistente en un vestíbulo a triple altura.
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