Abundan en el mundo los paraísos turísticos descubiertos por hippies y surfistas en los años sesenta. A algunos, la moda los degrada y otros, como Byron Bay, (en Gales del Sur, el punto más oriental de Australia), continúan brillando con sus virtudes habituales y las añadidas, como una notable oferta de supermercados ecológicos.
Aislada al borde de una antigua caldera volcánica, esta casa moderna diseñada por el estudio DFJ destaca por su apertura a un panorama grandioso y por la creación de espacios protegidos de la intemperie. Debido a su posición elevada, el lugar es atravesado por vientos del norte que impiden la vida al aire libre durante el verano. Pero la estrategia defensiva del diseño ha solucionado la cuestión organizando el programa de la casa alrededor de un patio central, y situando en la parte posterior un área de piscina protegida por pantallas de hormigón.
Ligero y elegante, el volumen se apoya de un lado sobre pilotes, y los arbustos que se han plantado debajo del voladizo crecerán hasta que la casa parezca flotar sobre el verde. Los materiales del exterior –combinación de vidrio, hormigón expuesto, madera y latón doblado– continúan en la decoración de interiores, con el añadido de toques de azul y una encimera de terrazo en la cocina. Pero la diva de la escena, en el interior, es la impresionante pared de cristal que abarca del suelo hasta el techo, y deja la mirada libre de obstáculos hasta el océano.