Minimalismo escultural en la campiña portuguesa
Solitaria aunque rodeada de densa vegetación, esta vivienda se alza inmaculada entre el paisaje rural del Algarve bajo el sello del estudio Vitor Vilhena Arquitectura
Inmersa en la naturaleza más pura del sur de Portugal se levanta esta imponente vivienda y lo hace sobre la huella de una construcción preexistente en ruinas. De la mano del estudio Vitor Vilhena Arquitectura, la original vivienda situada a un centenar de kilómetros de la costa portuguesa experimenta una segunda vida partiendo de su excepcional orientación Este-Oeste y de su entorno, un paisaje verde y ondulante, característico del Algarve interior. Aquí, alejada de multitudes turísticas se erige en solitario esta espectacular vivienda de aspecto inmaculado cuyo diseño, condicionado a las restricciones burocráticas, se superpone al plano del edificio original. El proyecto resultante da forma a una casa de 300 m2 con una distribución interior fluida y una sucesión de ventanas, recuperadas de la anterior construcción y recreadas en la nueva fachada Este, que favorecen la entrada de luz natural y la conexión visual con el paisaje natural exterior.
En el interior de la vivienda prosigue la estética minimalista y la paleta monocromática característicos del exterior. Una vez dentro, los espacios sociales tienden a priorizar la fluidez y la comunicación entre las diferentes zonas, mientras que las áreas privadas permanecen separadas y preservando al máximo la privacidad. El salón, el comedor y la cocina conviven en armonía dentro de un mismo espacio de planta diáfana que se abre al exterior a través de grandes cerramientos acristalados que van de suelo a techo. Si bien la zona diurna presenta una orientación sur, la de noche es hacia el norte, allí donde se encuentran los dormitorios y la entrada de servicio. El edificio se mantiene sobre el suelo permitiendo que los vehículos accedan a un garaje para dos coches mientras que una escalera oculta conduce a la azotea.
Como medida para no entorpecer el paisaje y con la voluntad de respetar al máximo el entorno, se optó por emplazar la piscina en la propia azotea de la casa, junto a una terraza continua. Y lo hace en un volumen completamente suspendido en el aire, flotando sobre el suelo. Este emplazamiento, además, convierte a la azotea en una segunda área social de la casa, en la que poder disfrutar del aire libre y de las privilegiadas panorámicas de 360º que regala el entorno, incluso dentro de la piscina y sin apenas ver otra casa.