Ubicada en uno de los edificios residenciales que fueron proyectados en Madrid en los años 40 para los trabajadores de la EMT por el arquitecto Secundino Zuazo, este piso pequeño de tan solo 45 metros cuadrados, ha sido reformada con el reto de flexibilizar los espacios y lograr adecuarla al siglo XXI. "El interés que tiene la vivienda, aparte de su ubicación y la historia del edificio en el que se encuentra, es que se buscaba, en un espacio de reducidas dimensiones (45m² útiles, para ser exactos) un máximo aprovechamiento del espacio que permitiera no renunciar a las comodidades que proporciona un apartamento grande", explica la arquitecta Lucía Nielsen García, a cargo del proyecto. En la reforma se han mantenido elementos originales y no se ha tocado la estructura original, algo que era absolutamente prioritario para la arquitecta. "Esta no solo se mantiene, sino que se respeta y admira, dejando el ladrillo al descubierto y dándole protagonismo en toda la casa", explica Nielsen García. De esta manera, en todas las habitaciones está presente el carácter de la arquitectura a la que pertenece y del diseño de Zuazo.
Este punto de partida era "una vivienda perfectamente aprovechada y distribuida para una familia de la época, cuando la vida se hacía fundamentalmente en el exterior y el interior se reducía a amplios dormitorios para cobijar a varios hijos y un comedor en el que solo se necesitaba una mesa camilla", anota. En ese proyecto original, la cocina era muy pequeña, "no había electrodomésticos ni frigorífico, solo una fresquera y una cocina bilbaína", nos cuenta la arquitecta, y "tampoco existía el concepto de salón, ni el televisor". Las cosas han cambiado, pero Lucía Nielsen García ha sabido reconvertir esta distribución en un piso contemporáneo, con dos habitaciones, cocina equipada, aseo oculto tras un cubo de madera, un baño en suite, muchos armarios y espacio de almacenamiento y un sistema de puertas que se transforman en paredes y permiten varias configuraciones de los espacios según las necesidades.