Animado por el éxito internacional de la Garden House, un pequeño pabellón de madera que diseñó para el jardín de su madre, el arquitecto Caspar Schols decidió desarrollar un modelo de casita habitable que pudiera comercializarse empaquetada y montarse y desmontarse en cualquier parte del mundo. El resultado es Anna –el nombre de su madre–, una cabaña de madera prefabricada y dinámica que se transforma gracias a una plataforma elevada sobre la que se desplazan dos cuerpos conformados por varias capas para configurar el espacio según las condiciones exteriores o las necesidades del usuario: desde crear un gran salón central al aire libre hasta recogerse en la intimidad. La casa puede entregarse entera o en 26 paquetes planos de no más de 500 kilos cada uno, además de 14 pilares de acero de 1,5 metros de largo que actúan de soporte sobre el terreno. Todos los elementos caben en un camión y pueden montarse en cinco días y desmontarse en tres con ayuda de una pequeña grúa eléctrica y tres operarios. Su precio es de 87.000 euros más IVA y costes de instalación.
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