Más lejos, imposible
Casa Scrubby Bay en Nueva Zelanda, de Andrew Patterson
En la costa de Nueva Zelanda se ha construido esta casa en la que se pretende recrear la vida en una granja. Situada frente al océano, es la única construcción que hay en la bahía, lo que le otorga un aire de exclusividad. Una sola vivienda, diseñada con sutilidad por el arquitecto Andrew Patterson, con vistas a una playa a la que acuden los surfistas los fines de semana.
La Scrubby Bay está pensada para vivir una experiencia de desconexión. ¿Quién no ha soñado con bajarse por un rato de la vida moderna y sumergirse, aunque sea solo por unos días, en una atmósfera rural? En esta vivienda, el cuento se hace realidad.
Jugando con la madera en todo el diseño de interiores
Para ello, el arquitecto Andrew Patterson ha recurrido a las grandes dimensiones, a los espacios amplios. Una enorme construcción con doble tejado que cuenta con tres habitaciones con vistas al océano y que se ha construido con distintos tipos de madera, de cedro para el exterior y de roble para el suelo. La sensación de sentirse en una cabaña es inevitable, con su parte de confort y la idea de libertad que le acompaña.
A este confort contribuyen también la chimenea que preside el salón –construida a partir de piedras de la cantera de la estación– y todos los accesorios diseñados a medida: herrajes para puertas, muebles e iluminación, parrillas de roble y manijas...
Una casa donde desconectar de todo
La Scrubby Bay puede acoger hasta 12 miembros de una o varias familias. Una vez allí, la desconexión es total. Hasta el punto de que solo se puede llegar mediante un helicóptero, que despega del aeropuerto de Christchurch, o a través de una vía agrícola.
En el exterior de la casa, una zona de spa invita al relax. A la contemplación del paisaje. Un espectáculo emocionante que nos devuelve el encanto de lo natural. Y que también es testimonio de las múltiples actividades costeras que pueden realizarse durante el día, aunque solo sea por el placer de volver a cubierto.