La madera: una pasión hecha casa
Vivienda construida con la colección de maderas de sus dueños en Nueva Zelanda, por Fearon Hay Arquitectos
Los propietarios de esta casa tienen una especial fijación por la madera y, a lo largo de los años, recolectaron vigas y tablones de derribo, con especial fijación por la madera de totara, árbol endémico de Nueva Zelanda, país de donde son originarios. En un terreno a las afueras de Auckland al estudio de arquitectura Fearon Hay levantar esta alargada casa, sucesión de espacios bajo un lineal techo a dos aguas. Además de entregarles todo este material, los dueños les pidieron a los arquitectos que recrearan el estilo de vida en la granja, plena evocación bucólica en unos extensos 600 metros cuadrados de vivienda.
"Reunimos esa fantástica colección de madera y agrupamos los tablones por tonalidades para crear una gradación constante", explican del estudio sobre lo que fue uno de sus mayores aciertos. Todo el exterior está revestido con maderas de especies nativas de nuestras antípodas, al igual que el tejado de tejas. Las tablas más oscuras se destinaron al porche-comedor, protegido del sol por un sistema de tablones correderos, que deja entrar el aire. El juego entre las diferentes maderas estaba servido. "Si bien la madera se puede utilizar para crear solidez, calor y masa, también puede ser increíblemente fina. Disfrutamos jugando con esta tensión. Tenemos por un lado elementos muy grandes y rústicos, por otro, elementos más ligeros que dan aire al recinto y estratificación en una secuencia espacial lógica".
El contrapunto lo dan los elementos de hormigón, visto y sin pulir para enfatizar el carácter agreste del lugar. Los interiores se sostienen sobre grandes muros de este material, aportando peso y una sensación de durabilidad al proyecto. En uno de ellos se inserta la magnífica chimenea, que tiene su réplica en otra instalada en el jardín a cielo abierto; el salón exterior. Los pulidos suelos de madera ofrecen sensaciones gozosas a la pisada, mientras que el tejado a la vista replica la arquitectura de una cabaña. Las alfombras de yute y las cortinas blancas de lino acaban por arroparnos en esa atmósfera de sensual austeridad.