Ubicado en un edificio de los años 70 en el Ensanche barcelonés, este ático de dos pisos y 160 m2 que se encontraba en un estado degradado ha revivido de la mano del proyecto del estudio de diseño Àbag, que lo ha transformado en un dúplex cálido y luminoso de carácter ecléctico, vestido con un mobiliario de estilo neofolk.
La planta superior se abrió para generar un solo ambiente continuo de 52 m2 pavimentado con un parqué laminado de roble mate texturizado, que acoge los espacios sociales. El diseño de la cocina, con isla central, se ha basado en un trabajo de superposición de tonos blancos: mármol calacatta, madera lacada a poro abierto y metales lacados en blanco. La puerta corredera de hierro negro y cristal que comunica la cocina y el salón es una de las piezas con más carácter de la planta. Inspirada en los lofts de Nueva York, da el punto más industrial de todo el apartamento.
El mobiliario del salón-comedor vuelve a ser un buen ejemplo del neoeclectisimo que está viviendo el interiorismo este año. Los sofás de diseño propio con líneas suaves y tejido verde militar natural se combinan con lámparas de los años 50, sillones industriales y mesas robustas envejecidas.
La terraza esta creada como si de un cuadro de grises se tratara, por la profundidad y calidez que esta tonalidad otorga. Aparecen varias jardineras a distintos niveles con una selección de plantas como cactus, jazmines, enredaderas y agaves unidos combinados entre sí y conformados para dar al espacio un aire relajado pero sofisticado. Al lado de la jardinera baja, en la zona más mediterránea, se ubican dos bancos de pino recuperado. Para la iluminación se escogieron unos apliques de latón forjado de estilo marinero coronado con puntos dorados la terraza.
La escalera que comunica con el nivel inferior es una de las joyas del espacio. Inspirada en las barandillas clásicas, se ha realizado con acero inoxidable y bañado con el material de moda, el cobre, con pasamanos de roble incoloro mate, creando una buena combinación de tonalidades.
La planta inferior se ha reservado para el programa más privado de la vivienda e incluye el dormitorio principal, las habitaciones de los hijos y un espacio polivalente que puede utilizarse como despacho, habitación de invitados o área para los niños. En las habitaciones de los niños se ha querido dar un aspecto naíf con maderas recuperadas y colores claros y pastel. La habitación principal destaca por su sencillez: apliques blancos, sábanas de lino y consola hecha con un tablón de madera.
El vestidor sobresale por su su laca de poro abierto en negro y sus tiradores de bronce envejecido que transportan a un vestidor clásico midcentury. Al final aparece el baño principal, revestido con microcemento con textura a nube y baldosas esmaltadas artesanalmente.
El proyecto de interiorismo de Àbag fue tan detallado que se llegaron a seleccionar todos los tejidos para cortina, cojines, sabanas y hasta la vajilla y cubertería que debían usar los clientes en sus desayunos en la terraza con vistas a la montaña de Montjuïc.